LA FE DE ENOC.

Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque lo llevó Dios. Gén. 5:24

En la Biblia hay tres personas que están en el cielo, Enoc, Moisés, y Elías. 

Lo que no comprendo es como personas dicen cosas que la Biblia da por hechas. 

Estas personas tuercen la palabra de Dios y la hacen atractivas a sus propias conveniencia. Hoy nos referiremos a Enoc. Creemos que este caso es importante para el cristiano. 

Moisés escribió el libro del Génesis, ya que él fue inspirado por Dios para presentarnos una vida donde no habrá sufrimiento ni dolor. 

¡Quien somos para decir que no fue trasladado al cielo sin ver la muerte! ¡No resucitó Cristo a lázaro de la tumba! ¡No tiene poder Dios para hacer lo que le bien le pareciera! 

Dios es Dios de vivos y no de muertos. Si la palabra de Dios dice que Enoc fue trasladado al cielo. 

¿Debemos de creer al hombre o a Dios? Hebreos 11:5. Si esto no fuera así, no se cumpliría 1 Corintios 2:9-10; ni tampoco 1º Tesalonicenses 4:13-17. 

El ser humano tiene tendencia a desacreditar el poder de Dios. En 2º de Reyes 2:3-12. Dios llevó a Elías al tercer cielo en un carro de fuego. 

Si esto tampoco fuera lo suficiente para los incrédulos, tampoco se cumpliría Apocalipsis 20 y 21.

 La esperanza del cristiano está en esa translación a la tierra Nueva. Si esto no fuera así, vana seria nuestra fe, Enoc tenía fe en su Dios, dio testimonio de que era un Dios de amor. 

En la edad Media en el año 1666 un hombre pobre, borracho y de otros menesteres, se dio cuenta de que para cambiar su vida bastante deteriorada se metió a monje. 

Este hombre se llamaba Nicolás Hermana de Lorena, de una nueva dinastía. Lorena cuando se enteró de que su hermano era monje. 

Y mas tarde fue nombrado obispo en Toul en 1619- Se dedicó a la vida monástica y a la oración. La vida de Enoc era una vida dedicada a Dios, era un gran predicador y hombre de oración.

”Cuando más intensas y urgentes eran sus labores, tanto más constante eran sus oraciones. 

Enoc llegó a reflejar más y más la imagen divina” (pp. 72-74). Enoc y su vida ejemplar dando todo por amor a su señor, 

era una viva imagen de lo que Dios quería para el hombre, y fue un rechazo para los hombres llenos de maldad. 

Pertenecía más al cielo que a la tierra. Enoc quería vivir en un mundo mejor, 

con menos violencia y menos degradación moral. Dios escogió el camino más correcto. 

Dándonos un ejemplo que verdaderamente hay un hogar preparado para sus hijos en el cielo.

MARANATA.

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