Europa existen muchos vestigios Románico, Godos, y todos ellos dan testimonio de una era de esplendor.
Existía una hermandad de monjes, y de hombres de todo tipo de saber en las artes y en la ciencia, que a la sazón era constructores de caminos canales y puentes.
En España existía la orden militar allá por el año 1170 era una orden religiosa. Estos cruzados construía carreteras y grandes castillos como defensa.
El símbolo de ellos era una cruz roja sobre un tele blanca. Su escudo de armas era un puente y una cruz. La misión de estos caballeros era construir puentes, y grandes defensas.
No importaba cal peligroso fuera el terreno. Era una Edad muy oscura, y muy peligrosa para los caminantes que se dirigía a Roma, oh a Santiago España.
Su fe y tenacidad, hacían que las montañas los barrancos y a royos fuesen como papel mojado.Su fe los hacía tenaces y cumplían su misión a pesar de las circunstancias adversas.
Dios tenía un propósito divino para su pueblo. Juan debía preparar el camino las calzadas, los puentes, se esforzó al máximo en la preparación de ella misma, como también de las gentes de otras naciones que venía a el.
A la nación judía le esperaba un glorioso futuro, pues el programa divino continuará acelerándose sin interrupción, hasta que el Mesías apareciese.
El proceso de preparación llegaría y no tardaría (ver Mat. 3:3). Del mismo modo, la iglesia de hoy tiene el privilegio de preparar el “camino de Jehová”, a fin de que pueda volver a la tierra con poder y gloria.
Esta preparación, como en el caso del antiguo Israel, es doble.
En primer lugar, consiste en la transformación de nuestro carácter, y el segundo término, en la proclamación del mensaje evangélico a toda tribu y lengua (ver Isa, 62: 10-12; Mat.3:2).
Tenemos que ser como estos hombres, siempre mirando al norte. Creo que cada cristiano tiene que ser un constructor de caminos y puentes, pues el Rey está a las puertas.
Todos sabemos que el camino es cada vez más angosto, el terreno más aprisco, y a veces las fuerzas fallan, pero debemos seguir construyendo el camino.
Hay mucho todavía para hacer, y los obreros son pocos, pidamos a Dios obreros para reparar el camino. Los años pasan, y no nos damos cuenta, hasta que de repente, vemos que nuestra vida se ha esfumado. Y nosotros no hemos sido salvos. La pregunta es: ¿Qué haremos tú y yo”.
MARANATA.
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