UNA CARTA AL CORAZÓN

Siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón. 2º Cor. 3:3
Los cristianos sinceros y honestos deberían ser cartas abiertas hacía los de más. 

Pablo habla en este lenguaje porque muchos de los cristianos tenían doble vida dentro de la sociedad en que vivían. 

Cada creyente, “y me incluyo yo”, deberíamos ser una carta de Cristo a nuestros amigos y vecinos de nuestra comunidad. Entendemos que el autor de la carta es Cristo. 

Y el material en que se escribe es el corazón de cada creyente, y lo que se escribe es la ley de Dios, reflejo del carácter del Señor. Cuando hablamos de la ley. En Exo. 20:1-17. 

No se debería cambiar o amputalar la ley de Dios, Como hace muchas denominaciones protestantes y la iglesia Católica Apostólica Romana Constantiniana (Ver la biblia a través del tiempo. Daniel 7, Ya que fue Constantino su fundador) Sin cambiar ni cortar ninguno de sus versos. 

Cristo escribió los Diez Mandamientos con su propio dedo en dos tablas de piedra (Exo. 24:12; 31:18; Deut. 9:10-11; cf. PP.381). Hoy la conocemos como la Biblia, un conjunto de libros inspirados para la guía del hombre. 

La carta deberíamos tenerla en el corazón, para dar testimonio de aquellos que nos mande razón. 

Todos somos oh deberíamos ser administradores de la Palabra de Dios. 

Pero cuando se trata de escribir en las tablas del corazón humano, es decir en la mente, se necesita un intermediario más permanente, y ese intermediario es el Espíritu del Dios viviente. 

Donde el Espíritu Santo actúa en la vida, la ley de Dios y la verdad presente que se manifiesta en santidad, obediencia, y santificación. Hay hombres y mujeres que han sido cartas abiertas al mundo. 

Elizabeth Pilenko, crecio en la nobleza Rusa, huyo a Francia tras llegar el comunismo. Elizabeth busco a Dios tras ver los horrores del comunismo. Era una religiosa Ortodoxa, y tomo el nombre de Madre Maria. 

Fundo un pequeño hospital en Paris, para cuidar de los huérfanos y los enfermos de la guerra. El Espíritu Santo fue sobre ella, en la guerra ella oculto a judíos en su hospital. Pocas mujeres sobrevivieron a la guerra. 

La Gestapo la descubrió y la restaron. Fue sentenciada al campo de concentración de mujeres de Ravensbrück allí ayudo a muchas mujeres, el Espíritu Santo obro en ella a pesar de las condiciones del campo de concentración. 

Donde 95.000 mujeres perdieron la vida. Nunca se supo de ella. En el día de la resurrección ella se levantará como tantos que han llevado en su corazón la ley del amor de Cristo.
MARANATA.
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