sábado, 3 de noviembre de 2018

¿CONOCEMOS A CRISTO?

Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. Jun. 14:7.
Una de las escenas más sensibles en la historia de Jesús, es su despedida. Jesús estaba por partir. Los once discípulos que permanecieron en la última cena querían ir con su Maestro. 

Su inquieta pregunta y su deseo de ir con El. Llevo al Maestro a hablar en el lenguaje más explícito que alguna vez se aya registrado en las Escrituras concerniente al Padre. Jesús les explico que no iba a otra aldea; iba a reunirse con su Padre en el cielo. Los discípulos eran tardíos para entender. 

En ocasiones nosotros somos igual que ellos, somos tardíos para aprender todo lo que las escrituras nos dice. Jesús les explicaba que en la casa de su Padre, había de todo y que El volvería otra vez, y os tomaré a mí mismo -les dijo tranquilizadoramente -. 

¿Sabéis a donde voy, sabéis el camino? Aun que es una frase condicional no tenía el propósito de crear duda en los apóstoles. Durante tres años Cristo les enseño el reino de su Padre, y aun no entendían la pregunta. 

Así nos pasa a nosotros, la Biblia cuando nos indica el avenimiento de Cristo, y seguimos con nuestra rutina y no hay cambios en nuestra vida. 

La pregunta de los ver. 6-7, es: “Si me conocieses, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto”. 

¿Cuanto tiempo lleva usted en la iglesia? ¿As conocido al Padre? ¿Cuantas experiencias as tenido en tu vida, para que te de una mínima garantía de que vas por el camino que Cristo te ha indicado? La verdad que no hemos cambiado mucho, seguimos con los mismos hábitos. 

Hace años oí esta frase que me aterrorizo: Cuando venga Jesús, me quitara todos mis malos hábitos. Aun escucho esta frase, después de 46 años de ser cristiano. “Amenos que no cambiemos nuestros viejos hábitos, no entraremos en los reinos de los cielos. 

Así de claro y así de sencillo.Jesús está con el Padre, en el lugar Santísimo, Juzgando a su pueblo. Hay un deseo anhelante en Cristo por venir a buscar a su pueblo y de manifestarse a su iglesia. 
Cuando su imagen sea perfectamente reproducida en los suyos, entonces él vendrá (PVGM. 47). Es nuestro deber de apresurar la venida de nuestro Señor Jesucristo (2º Ped. 3:12;cf. DTG.586-588). 

Anímese nuestros corazones, que era el deseo de Jesús.Sepamos que el corazón del Padre suspira por nosotros. Su amor por nosotros no ha cambiado, Él quiere que todos estemos en su reino. Por eso envió a su Hijo, para que todo aquel que crea en él no se pierda, más tenga vida eterna. Jun. 3:16.
MARANATA.
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