Habló Dios todas estas palabras, diciendo: Yo
soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de Casa de
servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí. Exo. 20:1-3.
El noventa y nueve por ciento del mundo,
desechan la ley de Dios. Violan este precepto, adorando a imágenes
bien sea de fundición, de barro cocido, de talla de madera o cuadros
pintado al oleo.
Hace cuatro mil años, en el monte del Sinaí (en
Arabia, no en Egipto), Dios dio a la humanidad una edición verbal de
su santa ley, los Diez Mandamientos.
No sólo era expresión de su
inmutable voluntad; era una revelación de su carácter divino. Yo
soy Jehová “Yahvéh” “Dios eterno” un nombre propio derivado
del verbo “ser”, “llega a ser” (Exo. 3: 14, 15).
Significa
“el Existente”, “el viviente”, “el Eterno”. “Yo soy el
que soy”. No hay otro Dios.
La ley ha sido enfocada como un severo
deber impuesto a la humanidad, lejos esta de la realidad.
La ley es
una liberación, pero los hombre la vieron como una imposición.
La
ley nos libera de la servidumbre del pecado y de la muerte, es un
mensaje positivo de liberación y restauración de parte de su
Creador.
Pero el dios de este siglo, cerro el entendimiento de los
hombre, rechazando a Dios y a su ley.
David dijo: “Nunca jamas
olvidaré tus mandamientos, porque con ellos me has vivificado”.
El Espíritu Santo que le enseño a David las maravillas de la ley,
nos la enseña hoy a nosotros a través de la Biblia.
El nos hace
recordad las cosas pasadas. Pregunto yo: bajo la perspectiva
cristiana; ¿Cual es el dios de este siglo? ¿Cual es nuestro Dios?
La moda, el bienestar económico, Las diversiones y los placeres de
este mundo.
Preguntas que cada uno se debe de contestar, antes de que
se termine el tiempo de gracia para el hombre. La ley es el reflejo
del amor de Dios. Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra
de Egipto, de casa de servidumbre.
Si analizamos bien el pasaje, Dios
nos saca de la casa de servidumbre del pecado y de las manos de
Satanás. Una inmensa mayoría desecha la existencia de un Dios, los
cielos cuenta la gloria de Dios y dan testimonio de su existencia.
Dios esta comprometido en la liberación del hombre, pero el hombre
es libre a quien servir.
La mera creencia no bastará, ni aun el
reconocimiento de que él es el único Dios.
La lealtad de todo
corazón y una consagración tal que nuestras vida den testimonio de
que es nuestro Dios y Jesucristo nuestro salvador personal.
Es
peligroso depender de algo que no sea Dios, ya sea riquezas,
conocimiento, posición o amigos.
Es difícil luchar contra las
seducciones del mundo, y es muy fácil confiar en lo que es visible y
temporal (1º Jun.2:15-17). David dijo: Mucha paz tienen los que aman
tu ley, y no hay para ellos tropiezo. (Sal. 119:1659.
MARANATA.
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SECCIÓN CCXIV (214). DANIEL Y LOS DOS IMPERIOS.
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*SECCIÓN CCXIV (214). DANIEL Y LOS DOS IMPERIOS*
*CONTINUACIÓN DE LA SECCIÓN CCXIII (213)*
*Daniel 8:14. /C*
*Unas de los aspecto de debe de dejar clar...
Hace 21 horas
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