jueves, 15 de noviembre de 2018

EL CINISMO DEL HOMBRE

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia. ¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera sea limpio. Mat. 23:25, 26.
Cristo esta dando un toque de atención a los fariseos, saduceos y a los escribas y por ende a los sumos sacerdotes del templo. Estos hombre eran muy meticulosos a lavar los vasos, eran tan cuidadoso con el interior como el exterior. 

Pero en relación con sus vidas, eran diferente, ya que ellos creían que ese caso no se aplicaba a ellos. Vivían para ser vistos de los hombre, sólo querían ser alabados por sus vestimentas y su elocuencia. 

El reproche es que ellos han perdido el primer amor en su corazón. Una religión legalista nunca puede llevar almas a Cristo, se convierte en una religión sin amor y sin Cristo. En mi vida de cristiano, conocí a pastores y laicos con esta característica, incluso ancianos de iglesia. 

Y él Señor me ha permitido ver donde están ahora. Dios pone a cada uno en su lugar a su debido tiempo. Jesús está absolutamente dedicado a la realidad. El quiere que todos en su reino sean lo mismo en el interior como en el exterior. 

Esto nos permitirá desarrollar un carácter adecuado para que el mundo vea ha Dios en nosotros. El Espíritu Santo amonesta a los pastores y ancianos que cambien su egoísmo idolatra, por un carácter transformado por el Espíritu Santo. 

Estos hombre viven en un mundo imaginario, y se creen que son guiados por Dios. No es de Extrañar que le haya hablado tan severamente a aquellos dirigentes religiosos, al igual que nos habla a nosotros. Estos sacerdotes se dedicaban al robo, a la rapiña, a la mentira y a la avaricia. 

Hombres que no tenían dominio propio, como lo hay hoy día. Es por eso que El Espíritu Santo tiene que hacer un gran esfuerzos con estos hombres para transformarlos. El amor de Dios es tan grande, que si uno es sincero y se aparta del mal, el amor del Padre le perdona.El “manto de justicia de Cristo”. 

Oculta nuestra condición real ante los ojos de los hombres, y el manto de justicia oculta nuestra verdadera condición ante los ojos de Dios. 

El manto es la potente declaración de Cristo acerca del amor y la aceptación del Padre hacia el pecador, cuando es reclamado con dignidad producirá verdadera limpieza dentro del pecador. 

Y Dios no necesita hacer provisión para ocultar pecados que El confía en el poder de curar. 

La condición es que vallamos tal como somos, y reconozcamos nuestras impotencia, para vencer nuestros hábitos de carácter.”La única ofrenda que ha sido hecha es enteramente suficiente para todos los que creen en él” (MS 154).
MARANATA.
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