Porque la ley del Espíritu de
vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la
muerte. Rom 8:2
La nuevas buenas del Evangelio es
que Cristo vino a condenar el pecado, y no al pecador (Jun 3:16; Rom
8:3). La gran obra del Espíritu Santo es dar vida.
Es decir, el
Espíritu “que da la vida” ¿Porque? Porque ejerce un poder
vivificante en la persona que lo acepta. Luego la ley del Espíritu
de vida es el poder que vivificante del Espíritu Santo que rige como
una ley en la vida del hombre y mujeres que aceptan a Cristo.
La ley
nos acusa de que nuestros caminos no anden conforme a la ley de Dios.
El pueblo desecho a Dios en el Sinaí desecho su ley, esta fue la
gente mista que no le interesa guardar la ley de Dios.
Querían
guardar las leyes de Egipto y Dios los desecho, pero querían
pertenecer al pueblo de Dios, y guardar las leyes del mundo. Queremos
servir a Dios, pero queremos estar en el mundo. Dios no coaccionara
la voluntad del hombre.
El Espíritu “de vida” expresa el efecto
causado como el caso de la “justificación de vida” (Jun.6:35).
El Espíritu Santo trae la vida y la libertad, en contraste con la
ley del pecado que trae condenación y esta produce la muerte
espiritual, como el caso de la gente mista.
Luego el Espíritu nos da
poder para vencer el pecado, sin Él estaríamos condenado a la
muerte eterna, ya que sin él estaríamos perdidos.
Pablo se refiere
retrospectivamente a lo que experimento en el bautizo, cuando comenzó
a caminar “en la nueva vida” (cap. 6:4), y empezó a servir a
Dios “bajo el nuevo nacimiento en el Espíritu” (cap. 7:6).
La ley
nos condena , esta autoridad del pecado me conduce a una muerte
segura. Es la que predomina en mi vida. Y aquí entra la gracia
divina, el amor del Padre y de Jesús. El Espíritu Santo cuando lo
dejamos entrar en nuestras vida, renegara nuestro intelecto y nos da
vida.
Nos capacita para obedecer la ley divina y le da poder para
hacer “morirlas obras de la carne” (ver. 13). Luego esta ley del
Espíritu de vida obra directamente en mi interior y se revela contra
la ley del pecado que da muerte.
del pecado, liberando así de la
esclavitud del pecado. Es por eso tan importante que reclamemos la
promesa del Espíritu Santo diariamente.
No seamos como la gente
mista que callo en el Sinaí, por falta de entendimiento que
prefirieron servir al mundo antes que a Dios.
Cuantas gracias debemos
dar a Jesús por enviarnos el poder del Espíritu vivificador que
regenera el alma del pecador y lo lleva ante el Padre, como hijos
renovados por el Espíritu Santo.
MARANATA.
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