jueves, 13 de septiembre de 2018

EL JUSTO CAE Y SE LEVANTA

Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse;mas los impíos caerán en el mal. Prov. 24:16.
En este mundo hay jueces que no perdonan a los culpables no gozan de la simpatía de quienes han sido perjudicados por ellos.

Pero esos jueces alaban al impío como si fuera buenos, hacen más que librar a un criminal para que continúe sus guerras contra la sociedad: entenebrece la distinción entre el bien y el mal y hacen que los jóvenes crezcan sin respecto por la ley y el orden. 

Tales magistrados se ganan el odio de naciones enteras, porque generalmente el pueblo siente mucho respeto por la justicia. “A lo bueno dicen malo y a lo malo dicen bueno” esta es su justicia. 

En tiempos de Israel y de sus alrededores esta practica existía. Los problemas repetidos o múltiples tienen el potencial de arrancarnos toda las reservas de nuestra fuerza. 

Y quienes nos an alentado en nuestra primera caída, calla como cuando ve que esas caídas persiste. 

Cierto es que nuestro verso nos habla de un hombre justo, un hombre “que anda en los caminos de Dios” que cae siete veces. 

¿El cristiano debe de detenerse en su situación, para darse cuenta de la terrible tragedia de un cristiano que pertenece a Dios y enfrenta fracasos y más fracasos en su vida? 
¿No hay nadie que le ayude? ¡¿Que pasará con él?! ¿Quién lo levantara para llevarlo a Cristo tantas veces sean necesarias? Sabemos criticar, pero no sabemos tener misericordia del caído. 

Cuando su propio sentido de estima propia se ha destrozado. El ya no tiene estima propia y tampoco cree en sus hermanos porque no le ayudaron cuando lo necesitaba. 

No supieron perdonar. ¿Qué dirá Cristo en aquel día? “Tuve hambre y no mediste de comer” “Tuve sed y no mediste de beber?

El Espíritu Santo no puede trabajar con personas así, que son duras de corazón, pero se hacen llamar cristianos y esperan la segunda venida del Señor.

 Sólo la compresión del Padre y la obra del Espíritu Santo nos ara comprender nuestra vanas ideas. El Espíritu nos capacita para levantarnos, no importa si caes “siete “ veces. 

Nuestro Padre esta determinado a ayudarnos, se empeño en este proyecto, Y  Cristo esta intercediendo y dándonos fuerzas para ser victoriosos por el Espíritu Santo, para nuestra completa restauración. 
El problema esta en el hombre, de el depende de está en los reinos de los cielos. 

Nuestra misión es restaurar al hermano, al amigo, al vecino, y llevarlo a los pies de Jesús. 

Creer en la gran obra que lleva acabo el Espíritu Santo en nosotros, y entenderemos que debemos de llevar a Cristo esas almas que están perdidas pero ellas no lo saben. 
MARANATA.
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