Pablo nos hace recapacitar para
ver nuestra condición como cristianos ante nuestro Dios.
Naturalmente si tenemos esa inclinación que debe de tener un
creyente en Cristo, si vivimos bajo la influencia del Espíritu
Santo.
La lucha contra la carnes es muy feroz, y el poder de la
carne sólo puede ser dominado por el Espíritu Santo. Tenemos que
dejarle actuar en nosotros para que el domine la carne de pecado y
las tendencias adquiridas y cultivadas sean controladas por el
Espíritu Santo.
La transacción la hace el Espíritu Santo entre ser
“con” a ser “en “ o dentro de la persona sincera. Esta es la
promesa del viejo pacto, y ahora se ve con todo su esplendor en el
nuevo pacto (Eze. 36:25-27; Juan 14:16-17; 2º Cor. 1:21-22).
El
poder dominante de la carne sólo puede ser eliminado de nuestra vida
cuando invitamos al Espíritu Santo para que venga a hacer una
verdadera reforma en tú vida y en la mía. Entonces el dominio sera
completo y aremos lo que a Dios le agrade.
Una cosa esta muy clara
para el cristiano: Cuando el Espíritu Santo realmente mora en lo
interior, termina la vida según la carne. Luego por la gracia
caminamos a cara descubierta hacía la patria celestial.
Lo que
hacía antes ya no lo hago, porque el espíritu esta en mi. Pablo nos
invita a hacer un examen propio. Sopesando los contras y los que
están a favor. Nuestra mente es Espiritual y vivimos en el Espíritu
“si es que” el Espíritu de Dios mora en nosotros.
Eso es otro
problema que tenemos que resolver. ¿Como se que el espíritu esta
obrando en mi? Lo podemos saber por los frutos del cristiano. Si la
presencia del Espíritu Santo o la ausencia de sus frutos (Gál.
5:22).
La ausencia del Espíritu santo es la ausencia de sus frutos,
y esto demuestra que aún estamos viviendo en los deseos de la
carne. La morada del Espíritu en la vida del cristianos es
imprescindible, el no se muestra con alzamientos de manos, ni
bailando, ni gritando, ni hablando en lenguas extrañas que no
entiende el mismo.
La continua presencia del Espíritu de Dios en el
hombre, es tranquila sosegada, esto nos indica que el Espíritu de
Dios esta en nosotros (1º Juan 4:13; Gal.5:22).
El Espíritu Santo
mora en nuestro corazón (1º Cor. 3:16; 6:19).
Todo egoísmo y la vanidad es dejado a un lado, y reina la paz en nuestros corazones se mostrara los dones espirituales y la transformación del hombre por el Espíritu Santo.
Todo egoísmo y la vanidad es dejado a un lado, y reina la paz en nuestros corazones se mostrara los dones espirituales y la transformación del hombre por el Espíritu Santo.
El que es orgulloso, vanidoso frívolo,inclinado
al mundo, avaro, despiadado,censurador, No tiene a Cristo, no ha sido
renovado por el Espíritu.
MARANATA.
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