Y no sólo sufre el universo, sino también
nosotros, que ya tenemos el Espíritu como anticipo de lo que vamos a
recibir. Sufrimos profundamente, esperando el momento de ser
adoptados como hijos de Dios, con lo cual serán liberados nuestros
cuerpos. Rom. 8:23. V,P.
Los cristianos que tienen un conocimiento de la
palabra de Dios, y aun aquellos cristianos que tienen una idea de la
compresión de la Biblia y de la venida de Cristo un poco
distorsionada. Suspiran por un mundo mejor, más justo y lleno de
paz; donde no haya violencia.
El cristiano carnal sólo piensa en el
cielo con calles de oro, tremendas mansiones, con una infinidad de
joyas, y una placida vida. Los otros cristianos, llenos del Espíritu
Santo, que hayan y los que estemos disfrutando de las bendiciones de
Dios, gemimos junto con la creación.
Aunque tenemos las primicias
del Espíritu Santo, queremos ser libres de este cuerpo que lo que
hace es chasquear a Jesús. Pablo declara, que el gozo del cielo, es
la perfección en Cristo y estar con él. Tener una redención y
olvidar las penalidades de esta tierra corrompida por el pecado.
Tener otra naturaleza, y poder hacer la voluntad de Dios.
Sabiendo
que cada don de la gracia puesto al servicio de Dios hace que
exhalemos un suspiro por lo que todavía falta.
Dios nos promete una
gran cosecha, hombres que hoy descansa en el Señor, recibirán su
corona por su trabajo bien hecho.
Los que todavía estemos en este
mundo de oscuridad, tenemos que alumbrarla, para que se manifieste la
gloria de Dios en un mundo ateo.
Pablo habla de las primicias que
estamos recibiendo del Espíritu Santo, y a pesar de nuestra
incapacidad para regenerarnos, el Espíritu Santo no nos abandona.
Esa primera cosecha para Cristo somos nosotros, tú y yo, y ahora nos
toca a nosotros aumentar esa cosecha para gloria de Dios. El Espíritu
Santo había descendido en forma especial en Pentecostés, y sus
bendiciones continuaron hasta llegar a ti.
Ahora esperamos ese
derramamiento de la lluvia tardía, aunque en mil humilde opinión,
se esta derramando, no en su plenitud, pero pronto sera el torrencial
para aquellos que claman de día y de noche.
Dentro del cristiano que
ha nacido de nuevo, el Espíritu Santo produce la dulce fruta del
amor, el gozo, la paz, la paciencia, la bondad,la tolerancia, y la fe
y el dominio propio.
Pero tengo que decir que las normas se han
bajado, los principios han caído, y la gran mayoría se perderá.
Pablo hace un llamado para que dejemos al Espíritu Santo que nos
transforme a la semejanza de Jesús.
La transformación del carácter
que distinguirá a los hijos de Dios se reflejara en su lealtad a
Dios, y no a las dirección de los hombres que impone su criterio.
MARANATA.
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SECCIÓN CCXIV (214). DANIEL Y LOS DOS IMPERIOS.
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*SECCIÓN CCXIV (214). DANIEL Y LOS DOS IMPERIOS*
*CONTINUACIÓN DE LA SECCIÓN CCXIII (213)*
*Daniel 8:14. /C*
*Unas de los aspecto de debe de dejar clar...
Hace 21 horas
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