Cuando una cara está
resplandeciente,”no siempre tiene el Espíritu Santo” una persona
puede estar alegre, sonriente y cariñosa.
Pero otra cosa es que
dicha persona, “actué y hable con tal serenidad, que sus palabras
transmita paz y gozo al que las escucha”.
Tenemos ejemplos en la palabra de Dios de hombres y mujeres que cuando hablaban se reconocía que habían estado con Dios. Pablo no se refiere en este texto asuntos seculares, sino a un celo espiritual.
Tenemos ejemplos en la palabra de Dios de hombres y mujeres que cuando hablaban se reconocía que habían estado con Dios. Pablo no se refiere en este texto asuntos seculares, sino a un celo espiritual.
El resplandor de la
persona debe de venir del interior y mientras el amor es expresado en
acciones y palabras. El cristiano no ha de permitir que su celo
decaiga, sino debe de dedicarse de todo corazón al servicio del
Señor.
Esto ocurre cuando tenemos una experiencia con el Señor y
queremos compartirla con nuestros amigos más íntimos.
El Espíritu Santo no obra haciendo que la persona salte y grite haciendo gestos como diciendo estoy llena del Espíritu de Dios.
El Espíritu Santo no obra haciendo que la persona salte y grite haciendo gestos como diciendo estoy llena del Espíritu de Dios.
¡No! El Espíritu
Santo no se manifiesta de esa manera. Hablo bajo mi pobre
experiencia. Hace tiempo conocí una hermana en Cristo, que me atraía
cuando hablaba del Señor Jesús. Me contaba experiencia de esa
noche, de como los ángeles estaba con ella.
Y en su lecho se pasaba
toda la noche leyendo la Palabra de Dios y orando. Sus ojos brillaban
y solo tenían palabras de alabanza. Creo que así se demuestra que
uno esta con el Espíritu Santo.
Tal fue su agonía que ella tuvo que
enterrar a su hija de 85 años, poco después mi hermana en Cristo
falleció de disgusto con casi 100 años.
Pero me dejo en mis
recuerdos, que ella estaba con Él Señor. Para mi eso es andar con
el Espíritu Santo. Este celo como dice Pablo debe ser constante en
nuestras vidas ya que es el resultado de un genuino amor cristiano,
ella era una gran misionera hasta que llego su enfermedad.
No de
envidias y peleas, ni criticas, sino demostrar que andamos por la
senda del amor de Dios, a través del Espíritu Santo, y trabajando
para su pronta venida (Col. 3:23). Este celo por el Señor en su obra
es el resultado de un genuino amor por el Señor.
El cristiano celoso
siempre mantendrá su interés en la causa de Dios en el punto de
ebullición. Su fervor le dará poder ante los hombres (Hech. 18:25,
28) y le traerá poder de Dios.
El espíritu humano fortalecido por el Espíritu de Dios puede obrar en nosotros grandes maravillas para la gloria de Dios.
El espíritu humano fortalecido por el Espíritu de Dios puede obrar en nosotros grandes maravillas para la gloria de Dios.
Todos esperamos el derramamiento del Espíritu
Santo. ¡Puede ser que se este derramando ahora y no nos demos
cuenta! “Velemos y oremos en el Señor para que seamos llenos del
Espíritu Santo”.
MARANATA.
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