viernes, 12 de mayo de 2023

NO HAY PECADOS NI GRANDES NI PEQUEÑOS.

Anatema hay en medio de ti, Israel; no podrás hacer frente a tus enemigos, hasta que hayas quitado el anatema de en medio de vosotros”Jos.7:13.

A través de la historia Dios demanda de su pueblo una reforma como lo había hecho en el Sinaí (Éxo.19:10). 

La limpieza exterior ordenada en aquella época, simbolizaba la limpieza interior del alma. 

¿Esto se ve ahora en el pueblo de Dios? ¡No! Los peligros son cada vez más sutiles, ya que los peligros son cada día más sutiles y menos perceptibles a los sentidos. 

Cierto es que debe haber periodos de un autoexamen y sincera reforma dentro del pueblo de Dios. 

“Empezando por mi el primero” muchas cosas tenemos que dejar en este mundo, pues venimos desnudos y nos marcharemos desnudos. 

Hay un tiempo determinado para cada alma de Dios, tiempo en el que se debe hacer un examen de conciencia. 

Es un tiempo para hacer ese escudriñamiento del corazón, Acán tuvo una oportunidad excepcional para considerar su falta y reconocerla. 

“Pasó el verano, pasó la siega, y el no fue salvo”. El pecado tiende a endurecer el corazón, y decimos: ¿esto no tiene importancia para Dios? 

¿hay cosas peores? “hipócrita” ¿No te a dicho Dios lo que tienes que hacer para ser salvo? Limpiemos nuestro corazón de toda contaminación de este mundo. 

No codiciemos el manto babilónico, ni el oro, ni la plata, ni joyas etc. Por causa del pecado de ese hombre, la presencia del Señor se retiró de las huestes de Israel. 

Por causa del pecado Dios no ayudó a Israel. Los tiempos no han cambiado mucho para el pueblo de Israel. 

Acán reconoció su culpa, y aun en ese momento no demostró un verdadero arrepentimiento. Acán se hacia ilusiones de que otros tenían tanta culpa como el. 

Una persona culpable muchas veces cree que otras son culpables del mismo acto que habitualmente comete el mismo. 

Deberíamos tener discernimiento espiritual, para poder ver la oración de Josué que lo que Acán estimó como cosa muy pequeña fue causa de gran angustia y pesar para el pueblo de Israel. 

En estos tiempos en que vivimos, y estando tan cerca Canaán, a la vista de nuestros ojos, no podamos comprender que la limpieza del corazón es necesaria, 

y esto conlleva una limpieza de imagen hacia los demás. Las palabras de Cristo fueron claras y concisas, pero el pueblo de Dios las ignora: 

“No estaré más con vosotros, si no destruyeses el anatema de en medio de vosotros” (Carta. 13, 1893).

MARANATA.

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