sábado, 27 de junio de 2020

JOB EL SUMO SACERDOTE FE LA FAMILIA.

Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los sacrificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme el numero de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado a Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días. Job. 1:5
Los padres del pueblo de Dios, deberíamos aprender mucho de Job. Como interceder por nuestros hijos, cada día. Jo no descuidaba sus obligaciones como padre, toda su familia estaba presente cada mañana ante el altar. 

Esta era la misión de Job como patriarca. Job “santificaba” a sus hijos. Reunía a sus hijos en la casa donde tenían el culto, y les hablaba de las cosas de Dios. 

Recuerdo que cuando vine a España por el año 65, se tenia la buena costumbre de reunir a la familia para orar y leer la biblia, dicha costumbre desapareció sin dejar rastro. 

Las buenas costumbre desaparecen rápido, y aparecen las malas costumbre, como el T.V. El Móvil y el ordenador etc. Y uno se olvida de Dios.

Y cuando viene la enfermedad o otro problema clamamos a Dios. 

“Que tristeza más grande” sólo nos acordamos de Dios cuando suena los truenos. 

Las siete hijos de Job y las tres hijas se divertían en aquella época, ya que eran ganaderos y tenían recursos para hacer sus fiestas. Job era “perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del “mal”. 

No derrochaba el dinero, no iba con sus amigos de fiestas derrochando sus vienes. Job tenía una preocupación por sus hijos, y temía que sus hijos perdiesen el respeto a Dios. 

Job conocía el carácter ofensivo del pecado, y el pensamiento de los hijos pudieran haber olvidado las demandas divinas los encaminaba a Dios como sacerdote intercesor en favor de ellos. 

Dios amaba a la familia de Job, como a todos sus hijos, pero le gusta que las cosas sean hechas con orden. 

Job temía que el placer y la prosperidad hiciesen que sus hijos se olvidasen de Dios. 

Muchos padres dejan sueltos a sus hijos para que hagan su voluntad, y después vienen las consecuencias. Cuando ya es demasiado tarde para poner remedio. 

Job sabía de este problema. Mas tarde, el mismo sufriría las consecuencia de lo que es el pecado. Según la tradición Hebrea, Job sufrió el dolor en su propia carne. 

Fue en el mes de ( Tammuz y Av, ) en el mes de Julio. Job debía de permanecer firme, el no comprendía lo que estaba pasando, pero el se sujetaba de la mano del Omnipotente Dios.

El hombre que había orado por la estabilidad espiritual de sus hijos, habría, él mismo, de permanecer fiel a Dios. 

Job se vio inducido a meditar en la condición del hombre, que es como el tamo de la era. Job reconoció la grandeza de Dios, y su gran misericordia que tiene para el hombre. 

Con humildad debemos reconocer todo bien que Dios nos ha hecho, aunque no lo entendamos.
MARANATA.
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