DIOS ES EL QUE DA LA ORDEN

Porque me consumió el celo de tu casa; y las afrentas de los que te injuriaban, han caído sobre mí. Sal. 69:9.

David estaba tan agradecido a Dios que quería construir una casa a Dios. Pero se miramos los hechos de David y su trayectoria, vemos que había derramado mucha sangre. 

Cierto es que el santuario era el objeto mas deseado por David. Y ese celo se demostró al trasladar el arca al monte de Sión (2º Samuel 6:12-19 ), ya que su decisión era edificar el templo a sus Dios. El lugar era Jerusalén, (2º Samuel 7:2).

 David empleo todos los recurso a su alcance, hizo la paz con todos y se gano la confianza de su pueblo. Pero los caminos de Dios no son los nuestros. Dios le dio las instrucciones y el modelo para el Santuario. 

El encargo solemne que se dio a David debe de ser tenido en cuenta por los que hoy día están en puestos de responsabilidad por muy bajo que este sea. 

En éste nuestro tiempo de gracia, es indudable que el pueblo de Dios esta siendo probado como el fueron probados en tiempos de Salomón. 

David acepto la propuesta de Dios, ya que el no edificaría el templo, pero si adquiriría los materiales para el templo. 

Este capitulo es importante para el pueblo de Dios que vive en nuestros días. Dios elige a los hombres y las mujeres para edificar su templo, cada uno con su don, el cual proviene de Dios. 

Dios elige a gente comprometida, sea alto o chico, lo único que desea es consagración a su obra. Tenemos ejemplos en la Biblia: El trabajo de abrir brecha o alguna reforma, es habitualmente muy difícil y doloroso. 

Hay hombres que se creen tan orgullosos y prescindibles, que llegan a creerse que fueron elegidos por Dios, y a su tiempo Dios los aparta de su ministerio. 

Otros que son inteligentes y tienen dones que Dios les da los usa con temor y reverencia para la casa de Dios. Estos a la larga son bendecidos por Dios. Moisés sufrió con un pueblo rebelde, los profetas sufrieron las criticas de sus hermanos. 

Lutero sufrió lo suyo, Wishart fue quemado por causa de la palabra de Dios. Otros como Jan Hus y un largo ezetera. 

Al tratar de vivir de nuevo la historia de Jesús, no podemos sino darnos cuenta de cuán poco los judíos apreciaron a Jesús como el Mesías. 

Los fariseos y sacerdotes usaron todo su poder para condenarlo a muerte. 

La envidia y los celos consumía a esos que se llamaban hijos de Dios.

La historia se repite en nuestro siglo, dentro del pueblo de Dios. 

Pero a pesar de todo Cristo cumplió su misión hasta su triste pero victorioso fin. 

Como fiel hijo de Dios tú también puedes tener que sufrir como buen soldado de Cristo. “Muchos son llamados, pero pocos son escogidos”.

MARANATA.

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