lunes, 4 de mayo de 2020

EL PADRE DE FAMILIA.

Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos; sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor. Efesios 6:4
La responsabilidad del hogar recae tanto de la Madre como del Padre. Pero los padres necesitan de una orientación divina y acompañado de una gran sabiduría. 

Una Madre si es indulgente con sus hijos el padre será más severo con los hijos. El consejo de Pablo: No provoquéis a vuestros hijos. 

Esta prohibición es esencial por que la obediencia que se pide de los hijos debe de descansar sobre una base moral. La gran razón para esta admonición se encuentra en este pasaje paralelo de Colosenses 3:21: “para que no se desalienten” 

Vivimos en una decadencia a la autoridad de los padres se origina, a veces en la exigencia injusta, irritantes o aun brutales que los padres imponen a los hijos, especialmente a los desobedientes. 

Otro de los conceptos que observamos, se considera a los niños como “pertubadores de la paz” del hogar se lo considera como una molestia. 

Son caprichosos, dominantes, y si no consigue lo que quieren, llegara el día que se revelen contra los padres.  La disciplina que se habla en Efesios es: El amor, la compresión, y el dialogo con el niño, y la educación en la Palabra de Dios. 

Estos ingredientes son necesarios en los niños desde su maternidad. Esta disciplina se menciona en Hebreos 12:5-11 Pablo nos describe la “disciplina del Señor” que “da frutos apacible de Justicia” 

Compárese con el uso del verbo (paidéuo) en 1º de Cor: 11:32; 2º Cor. 6:9. Entendamos que la disciplina, el castigo y las instrucciones del Señor son manifestaciones de su amor (Apocalipsis 3:19). 

Una esposa que exige del esposo incesante trabajo con tal de poder ella ascender al último peldaño de la escala social, es posible que algún día tenga que reprocharse constantemente su insensatez al ver la tragedia de sus hijos.

 No pueden enfrentarse a la verdadera tragedia de los hijos que no pueden enfrentar la vida porque carecieron del debido compañerismo de unos padres amantes. 


Para que los hijos crezcan en el temor de Dios “la disciplina y amonestaciones” dadas por los padres deben provenir del Señor y tener su aprobación. 

Un niño que sus padres estudian o leen la Biblia, sacando grandes enseñanzas con sus hijos, estos se crían en el temor de Dios, y los Padres serán respetuosos con sus hijos. 

Mi experiencia de pequeño, fue para vida eterna, en mi casa como cristiano nos reuníamos para leer la Biblia y orar por los de más. 

Esto y el amor de mis padres fueron y son un bálsamo en mi vida. Hoy sigo estudiando la palabra de Dios, y gracias a mi Dios fue transmitida a mis hijos. Esa es la verdadera educación cristiana.
MARANATA.
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