martes, 12 de mayo de 2020

EL JORNALERO.

Padre, he pecado contra el cielo, y contra ti; ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornalero. Lucas 15:18-19
En este mundo sin sabores, hay historias de jóvenes y jovencitas, que nos conmovería nuestros corazones. La historia de hoy, nos lleva a través del tiempo de Jesús, ya que fue el él que cuenta la historia muy reciente en la tierra de Israel. 

Un joven bien situado y arto de trabajar en la finca de su padre, decide marcharse de su casa. Se va a recorrer el mundo, y se echa amigos deshonestos y viciosos. 

Se queda en la ruina, pasa privaciones y hambre. Y de pronto se levanta del letargo y de la desesperación que se preguntaba: ¿Que había ocurrido en su vida? 

No tenía un concepto correcto de la naturaleza del amor de su padre. 
Pero entendió que la justicia de su padre había producido la desesperanza de que lo trataría así como un obrero en el campo o en su viña. 

No busco ningún pretexto para inventarse sus hechos, su confesión debía ser sincera y honrada y completa.

La lección religiosa que había aprendido de pequeño en su casa no había sido olvidada. No debía de olvidar el amor de su Padre. Debía de reconocer su indignidad ante los hechos. 

Tenia que ir a ver a su padre, pero es el amor del Padre que le atrae al hijo hacia él. La lección que Jesús quiere enseñarnos es el amor de Dios en respuesta a la decisión de un pecador arrepentido que vuelve al hogar. 

El hijo había renunciado a la disciplina del padre; ahora estaba dispuesto a someterse como hijo a la disciplina paterna; ahora estaba a trabajar como siervo y sujeto a la disciplina del siervo. 

Muchos jóvenes que se van de la casa de su padre, para correr aventuras en esta vida, se olvida de el amor de su padre. Estos jóvenes de hoy día , creen que lo saben todo y que tienen el mundo ante ellos para realizar sus deseos. 

Muchos fracasan en el intento, otros tienen éxito y otros nunca vuelven. Hay un Padre que esta atento de sus hijos, y al mínimo llamado de sus hijos, el nos abre su corazón y nos atrae a su casa. 

Cuando volvemos a Dios con sinceridad y resuelto a aceptar su amor, ese es el momento en que nos hemos arrepentido. Nuestra resolución es volver a Cristo. 

No importa de que color sea tu pecado, cuando tomas tu decisión, el Padre te recoge con tierno amor. 

Pablo dio la orden de matar a Esteban, Reyes que han cometido atrocidades y han tenido un sincero arrepentimiento, estarán en el cielo. 

En la tierra Nueva. Estarán todos aquellos hijos que con sinceridad se han arrepentido. Quizá hayamos sido necios y debemos de ir a casa de nuestro Padre. Él esta con los brazos extendidos para recibirte.
MARANATA.
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