jueves, 7 de mayo de 2020

EL JUICIO DE DIOS.

Maldecid a Meroz, dijo el Ángel de Jehová; 
maldecid severamente a sus moradores, Porque no vinieron en socorro a Jehová contra los fuertes Josue. 5:23
La historia se remonta a Débora y Barac, en el tiempo que Israel entraba en Canaán para su conquista. 

Estos pueblos que eran idolatras y desenfrenados en los placeres de la vida, el juicio que estaba determinados para ellos llegaba a su fin. 

Dios no podía dar más tiempo de gracia para estos pueblos. Los Amorreos que estaban al este del Jordán ya había sido conquistado (Núm. 21:21-24). Pero había un residuo en las montañas al oeste del jordán. 

Muchas tribus de Israel ayudaron a Débora en la batalla, los israelitas residente en Meroz, situada en la ruta de retirada de los ejércitos de Sisará, rehusaron a prestar ayuda. 

Si hubieran ayudado, probablemente Israel había podido impedir que Sisará, escapara del campo de batalla. Pero le negaron su ayuda. 

El ángel de Jehová pronunció una maldición contra ellos. El pecado que cometieron fue un pecado de omisión y no de comisión. 

En este caso, su transgresión consistió en no hacer nada en la hora de necesidad, y por eso cayó sobre ellos la maldición de Dios. 

Ningún otro versículo del libro de los jueces constituye una advertencia tan severa a los miembros de la iglesia actual como éste que se maldice a los que en un tiempo de crisis niegan su colaboración. 

Frente a una tremenda necesidad de obreros, muchos profesos cristianos (laodicenses) se conforma con seguir su conducta tranquila y egoísta, sin ayudar a la iglesia de Dios en la lucha contra Satanás. 

Estos miembros dicen: que la obra de la iglesia debe ser realizada por los ministros, y no aceptan ellos mismos ninguna responsabilidad. 

La maldición de Meroz recae sobre los cristianos infieles a menos que abandone su espíritu apático. 

¿Dónde nos encontramos cuando nos llaman para ayudar a la obra de Dios? ¿Dónde estamos cuando se hace necesario defender la Palabra de Dios? 

¿Dónde estamos cuando el pueblo de Dios necesita ayuda? ¿Asumimos una posición firme contra la falta de honradez y la corrupción, aun cuando podamos sufrir por hacerlo? 

“Pero” decimos, “el Señor no necesita de mi ayuda”. “¿Ya tienen a sus pastores y ancianos?” 

La sentencia de Dios es firme para su pueblo. “Te borrare del libro de la vida”. 

Los Meroz pensaron lo mismo que los hijos de Dios, que eran demasiado poco para ayudar a la lucha con Sisará. 

Pero este personaje representa a Satanás, y si no luchamos para proclamar la verdad, estaremos en la misma situación que Meroz. 

Dios siempre necesita ayuda, y hay una maldición para los que se nieguen a proclamar el evangelio.
MARANATA.
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