jueves, 10 de octubre de 2019

ORIENTE Y OCIDENTE.


Os digo que vendrán muchos del Oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos. Mateo 8:11.
La congregaciones de las naciones gentiles era un tema común de los profetas AT. 

Cierto es que los profetas del AT, emplean con mucha frecuencia los banquetes para representar los goces del reino mesiánico (Isa 25:6; Luc. 13:29; 14: 15; Apc 19:9). 

La referencia a los “hijos del reino” era una frase común hebrea para describir a los que en verdad tenían derecho a heredar la vida eterna. 

Así vemos cómo el centurión romano se llegó a Jesús en la ciudad de Cafarnaúm pidiéndole que curara a su siervo que estaba “paralítico”

 Estas enfermedades era muy frecuentes en aquel tiempo, por causa de la vida desordenada que llevaban algunos. La respuesta que Jesús le dio fue: 

“Iré, y le sanaré”. La respuesta del centurión debe de ser un ejemplo para los hijos de Dios. Ya que reveló una notable comprensión del carácter y poder de Jesús; 

“No soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. Porque yo también soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven y viene; y a mí siervo: 

Haz esto y lo hace”. Yo me pregunto: “¿Hay esta fe en el pueblo de Dios que espera su venida?”. Cuando Jesús oyó este testimonio de labios del centurión, “se maravilló, y dijo. . .De cierto os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe”. 

Es posible que exista esa fe en algunos de los hijos de Dios, en nuestro tiempo. Y os digo con sinceridad, que ami me gustaría tener esa fe. 

A través del tiempo Jesús contemplo con la mirada profética y pronuncio las palabras de nuestro texto. A través de los siglos, se han congregado en su reino gentes de todas las naciones, tribus y pueblos. 

Y esto continuara hasta que la obra del evangelio se termine. Es verdad que vivimos en un mundo materialista, y la fe escasea, pero llegará el tiempo no muy lejano en que multitudes aceptaran la palabra del evangelio y guardarán sus mandamientos. 

Hay otros que Pablo alude, habla de gentiles “que no tienen ley [pero] hacen por naturaleza lo que es de la ley. Ellos muestran “la obra de la ley escrita en sus corazones”. 

De los tales fue el centurión. Hay millones que no conocen la Biblia ni sus profecías, que nunca han oido hablar de Cristo, pero viven bajo la dirección de motivaciones que Dios coloca en su corazón. 

Muchos se salvaran, y otros que conocen la palabra de Dios se perderán. Esta es la paradoja. El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado; y tu ley está en medio de mi corazón. ¿Cual es tu respuesta a Dios?
MARANATA.
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NOTIFICACION A LOS LECTORES.
Notificación: Estimados lectores de este blog. Oren por mi salud y por este proyecto Sal. 62: 7

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