jueves, 17 de octubre de 2019

EL NIÑO ES EL REFLEJO DE LA HUMANIDA


Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, Si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Mat. 18:2-3
Jesús siempre usa ilustraciones para darnos una enseñanza para nuestras vidas. 

En esta ocasión escogió la sencillez de un niño. El gran desafío que tiene el hombre, es ser hombre pero a la vez ser niño en su sencillez. 

El hombre debe de dares vuelta con relación a su conducta. “Cambiar su opinión” o “cambiar su posición” con respeto a Dios. 

En este caso los discípulos tenían en su corazón quien sería el mayor, es decir: “quien sería el dirigente de la obra aquí en la tierra” El orgullo y la arrogancia es el mal de la humanidad. Jesús hacía las cosas muy diferentes. 

Los hombre se preocupan por su puesto de trabajo, y más aun en el reino de Dios. Aparentemente, no estaban plenamente satisfecho con la gran comisión de curar, echar fuera a los demonios y predicar el Evangelio. 

Ellos querían ejercer autoridad. Hoy pasa lo mismo con los dirigentes de Israel espiritual. 

El hombre no comprende la verdadera naturaleza del reino de la gracia divina (DTG 402). 

Pero había una razón más importante por la cual discutían: no estaban verdaderamente convertidos (DTG 402). 

Jesús les recordó que así no piensa un niño. Los niños de todas las razas y condiciones sociales pueden jugar juntos sin hacer diferencias. 

Ls diferencias las hacemos cuando llegamos a la madurez. Si no se volvían para seguir a Cristo, si no se negaban a sí mismos como lo había hecho él (Filipenses 2:6-8), sus deseos se identificaría cada vez más con los malignos (Juan 8:44). 

Por eso Cristo procuró hacerles entender el principio de la verdadera grandeza (Mar. 9:35). 

Esta gran verdad todavía no se comprende en el pueblo de Dios. Si nosotros no aprendemos este principio, no entraremos en el reino de Dios. 

Los hombre quieren sentirse mejores, más inteligentes, más prósperos y poderosos que sus contemporáneos. “Todo lo que nos dé ventaja sobre otro -sea educación, refinamiento, 

nobleza de carácter, preparación cristiana o experiencia religiosa-- nos impone una deuda para los menos favorecidos; y debemos servirlos en cuanto esté en nuestro poder” (DTG p.407). 

Esto es una gran advertencia para el pueblo de Dios. Salomón pidió a Dios sabiduría para ayudar a su pueblo y a los que se allegaban a él. 

Eso quiere Jesús que aprendamos, en un mundo donde se pone mucho énfasis en lo social y ayudar a nuestro prójimo. 

Los niños nos dan mucho ejemplo de la verdadera piedad, ayudan en lo que ellos pueden a los más necesitados. Esto es un deber para el cristiano.
MARANATA.
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