martes, 29 de octubre de 2019

EN UNA ERA DE POCA FE.


¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos igualmente en uno! Sal. 133:1
Es el salmo más corto de la Biblia. Es un poema corto pero muy hermoso en el cual se ensalza las bendiciones de la unidad familiar entre los hermanos. 

Esa unidad se caracterizaba por las reuniones muy frecuentes en Israel en las grandes fiestas celebradas en Jerusalén. En esa ocasión prevalecía la armonía y el amor entre el pueblo. 

En algún momento de la vida de David se echaba mucho de menos los momentos de armonía con su pueblo. 
Recuerdo que tendría 9 y 11 años, mis padres nos llevaba a la rivera del rio Ebro (en Zaragoza) para pescar y pasar el día, muchas familias se congregaban en la rivera del rio. 

Era días muy felices en mi niñez. Hoy en pleno siglo XXI son pocas las familias o amigos que se reúnen para pasarlo bien. 

Recuerdo en mi juventud con 27 años, que los miembros de la iglesia, nos íbamos a un lugar del rio llamado Mesopotamia. 

Que feliz era recordar con los hermanos las cosas de Dios y de los últimos acontecimientos de la historia de este mundo. En muchos lugares esto se ha perdido, ya que este proceso de aislamiento es típico de la vida moderna. 

 Las nuevas tecnologías, nos ha deshumanizado a todos. ¿Que ha pasado en el pueblo de Dios? Oh ¿Que esta pasando en el pueblo de Dios? Esto nos lleva a replantear nuestra vida ante nuestro Creador. 

Vivimos en un mundo agonizante, deshumanizado, llenos de envidias y rencores en todos los ámbitos de la vida. La relación de personas a personas es más alarmante. 

Un ejemplo es Japón, hay que ver el metro, o el autobús, todos en silencio, ha esto lo llaman cortesía respeto. Pero este ejemplo se ve en las familias en términos generales. 

Esto puede traer cierta emancipación, pero los temores y ansiedad con las cuales tiene que vivir la naturaleza humana es constante. 

El precio por la libertad es muy alto y se han vuelto difíciles de controlar. Todo esto es contrario a la manera cristiana de vivir. No hemos nacido para llevar nuestras cargas solos o con extraños. Fuimos hechos para estar juntos. 

Mientras el desamor se ha transformado en un círculo vicioso, difícil de romper, todavía Dios se preocupa de proveer el poder que hace posible al amor redentor penetrar en nuestra cultura cultural donde impera los fantasmas del miedo. 

Dios pone en el cristiano el poder del amor entre los hermanos y las personas, y nos concede el gozo de compartirlo con los demás. 

Dios introducirá el gozo y la unidad para compartirlo. 

Es la hora de compartir el amor que Dios nos ha dado con los que están mal en un mundo perdido. El mensaje es comunicar al mundo lo que Dios nos ha dado.
MARANATA.
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NOTIFICACION A LOS LECTORES.
Notificación: Estimados lectores de este blog. Oren por mi salud y por este proyecto Sal. 62: 7

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