domingo, 11 de septiembre de 2016

UNA CORONA PARA NOSOTROS.


No temas en nada lo que vas a parecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida. Apoc. 2:10.
Las personas que han estado enfermas han sufrido, y muchos de muerte. Habrán un sufrimiento mayor que el que causa la enfermedad. Habrá pruebas y persecuciones. 

Habrá angustia ante la incertidumbre de un futuro incierto. 
Pero el consejo es claro y conciso; “No temas en nada lo que vas aparecer”. Si soportamos el sufrimiento, si somos fieles hasta la muerte, se nos promete la corona de vda. 

Sólo los miembros de la realeza usan coronas. Jesús es el rey de reyes. 
Cuando lleguemos a ser cristianos nos convertimos en hijos de Dios (1º Juan. 3:1, 2). Por lo tanto somos miembros de la realeza y herederos del reino de Dios. No tenemos corona en esta tierra, pero en cambio tenemos una cruz. 
 
La cruz traerá sufrimiento, y quizá muerte, pero en el reino de Dios la cruz no estará y recibiremos una corona.  

Hoy estamos viviendo tiempos angustioso, pero no ha llegado todavía ha su clima máximo. Un glorioso futuro aguarda a los que son fieles a Jesús. 

La fidelidad es la base del cristiano. 
¡No tengas miedo por lo que vas sufrir!º Apoc. 2:10. Un glorioso futuro te aguarda o nos aguarda, a todos los que son fieles. 

Nuestro conocimiento excederá a de los grandes astrónomos y científicos, de la tierra. 
En esta vida hemos de vivir de tal forma que nadie, sea hombre o sea demonio, nos quite nuestras coronas. 

Mediante el Espíritu, podemos vencer. En la abadía de Westminster se celebraba en entierro de David Livingstone. 
Había un personaje mal vestido. 

Estaba sin afeitar, sus vestidos denotaba su posición y estatus en la sociedad. Lloraba amargamente. 
Un caballero se le acerco y le pregunto: ¿Señor tanto apreciaba a este hombre? Contestó: “Usted que yo conocí a David hace muchos años. Eramos compañeros de escuela. 
 
Yo tuve las mismas oportunidades que él tuvo. El siguió a Dios, y llegó a ser un gran hombre,y yo por mi descuido, no llegue a ser nadie en esta vida.” 

Jóvenes y adultos, y de más edad; quizá nosotros no lleguemos a ser un Livingstone, pero podemos ser piedras vivientes para Cristo, escalones para facilitar el ascenso de alguien hacia Cristo. Y Dios tiene una corona para cada uno de nosotros.
Maranata
Luis José de Madariaga.
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