Es muy triste, ver a hombres piadosos discutir a quien debía llevar, para evangelizar a los gentiles. Pero esto, ocurre aun en las grandes familias.
La relación familiar de Bernabé con Juan Marcos fue, sin duda, lo que lo indujo a llevar al joven en otro viaje misionero, con el fin de darle la oportunidad de demostrar lo que valía para el servicio de Dios.
Hoy día también lo vemos en las iglesias, cuando un joven comete un error, le juzgamos, y decimos que no vale para este o otro ministerio. Y así, se pierden talentos por culpa de los dirigentes.
Sabiendo que es Dios, quien juzgara a esos ancianos y pastores en aquel día, por la perdida de ese joven.
Me viene a la memoria un caso muy personal, que le paso ha una persona, en una de las iglesia de Zaragoza. Lo propusieron para un cargo en el ministerio.
Todo iba bien hasta que le toco dar un culto. Este hermano por decir la verdad, a solapadamente en el mes siguiente que le tocaba la predicación, no la tuvo.
El pastor cuyo nombre no quiero acordarme, asolapada mente, le dijo a esta persona: que ese día no iba a predicar y que le diese los himnos que tenía preparados para darlos el.
Diplomáticamente se lo quito del medio, una anciana muy temerosa de Dios, le dijo. As dicho la verdad, que nadie se atreve a decir, pero Dios tiene algo para ti.
Y así fue, este joven hoy adulto trabaja para el Señor. Dios nos usa de muchas maneras si nos dejamos conducir. Estos pastores nunca pidieron perdón, ni los ancianos tampoco.
Pero Dios uso a esta ancianita para hacerle comprender que Dios es el que lleva el timón.
Al igual que Pedro no reconoció de momento la sensibilidad del joven Marcos, que deserto, tras ver la dura tarea de llevar la palabra (Hech. 13:13), y necesitaba ser disciplinado, dejado de lado –por lo menos un tiempo--, con el fin prepararlo para realizar otros trabajos.
El tiempo da la razón, y Dios es el que juzga. Pedro reconoció su gran error, y nos dice: Juan Marcos me es útil para el ministerio.
Eso es ser humilde, pero muchos de estos hombres consagrados, no demostraron la humildad de Pedro.
Dios tiene recursos para suavizar a sus siervos que, como Pablo, son demasiados severos. Dejemos a estos obreros en las manos de Dios.
Posteriormente fue Pablo el que dijo: “El amor es sufrido, es benigno”. Al escribir estas palabras inmortales, probablemente haya recordado con pesar la dureza manifestada en esa ocasión.
Bernabé nos ha dejado un ejemplo de preocupación por las personas cuyo valor vacila. Seamos imitadores de Cristo, y no de hombre.
MARANATA.
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