Más
el hombre morirá, y será cortado; parecerá el hombre, ¿y dónde
estará él? Job. 14:10.
Hace
años mi padre falleció lo deje bien y al día siguiente el medico
me dio la noticia que mi padre había muerto. El pecado había hecho
bien su trabajo. El árbol de la ciencia del bien y del mal, estaba
en el huerto para la obediencia, el hombre era libre, pero escogió
su propio camino y las consecuencias fueron la muerte.
Mi padre era
un hombre bueno, a mis ojos, unas horas antes estaba con vida, sus
músculos, ojos dejaron de funcionar. De repente, la vida se
extinguió. Nada visible había desaparecido: sólo la vida. Yo no
podre jamás olvidar tal escena en mi vida.
La
muerte es la extraña recompensa del pecado. Es una condición
antinatural. Elifaz no entendía esto, puesto que equiparaba la
muerte con la cosecha cuando le dijo a Job: “Vendrás en la vejez
a la sepultura, como la gavilla de trigo que se recoge a su tiempo”
(Job 5:26)
En
nuestro tiempo en pleno siglo XXI aun hay seres humanos que piensan
que no importa lo que hagas, ya que cuando mueras iras al cielo o al
paraíso. Los muertos nada saben, no hay memoria, no van ninguno
lado. (Sal. 146:4; Ecle. 9:5.) dice: Porque los que viven saben que
han de morir, mas los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque
su memoria es puesta en olvido.( Juan 11:11-14).
Dios
no le puso limite a la vida del hombre antes de la entrada del
pecado. No hay lugar en el plan de Dios para que la gente sea
cosechada por la muerte. Pero, por causa del pecado, ésta es
inevitable.
La
historia cuenta que Filipo de Macedonia tenía un esclavo a quien le
dio una orden que debía cumplir siempre, bajo castigo de muerte.
Debía de comparecer ante el rey cada día, bien temprano en la
mañana, no importa qué estuviera haciendo el rey, para decirle en
alta voz: “Filipo, recuerda que vas a morir”. Para algunos sera
una ceremonia extraña,
pero
esto le daba al rey que tarde o temprano el moriría y que su vida
tenia que estar en orden.
Nos
pueda extrañar esta ceremonia, por cierto. Pero tal vez el mundo
sería diferente si cada persona: el carnicero, el panadero o el
fabricante incluso el presidente, tuvieran a alguien que le dijera
cada día: “Recuerda que vas a morir”. Lo importante no es
vivir, sino como vas a morir. Yo doy gracias a Dios porque mi padre
conoció a Cristo, y murió en Cristo.
La Biblia nos dice que
debemos acordarnos de algo más que la muerte. Llegará el día
cuando el aguijón desaparecerá para siempre. Llegara el día en
que lo inmortal se revestirá de inmortalidad. Sera un día de gozo y
alegría. Un día de inexpresable felicidad cuando la sentencia de
muerte no tenga más vigencia sobre los vivos. Desde estos momentos
los muertos en Cristo resucitaran primero, y los que vivimos seremos
transformados. (1ª Cort. 15:52-57) Amén, sea así. Ven Señor
Jesús.
Promesa.
“¿No
ha habido en vuestra experiencia alguna hora feliz? ¿No habéis
tenido algunos momentos preciosos en que vuestro corazón palpito de
gozo respondiendo al Espíritu de Dios? Cuando recorréis los
capítulos pasados de vuestra vida, ¿no encontráis alguna página
agradables? ¿No son las promesas de Dios fragantes flores a cada
lado de vuestro camino? ¿No permitiréis que su belleza y dulzura
llenen vuestro corazón de gozo?” (CC.117). Dios es amor.
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venida apocalíptica. blogspot.Com
la
Biblia a través del tiempo.
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