Hallólo en tierra
de desierto, y en desierto horrible y yermo. Trájolo alrededor,
instruyólo, como la niña de sus ojos. Dut. 32:10.
El capítulo donde
se encuentra nuestro texto de hoy, contiene el último sermón
predicado por Moisés. En el se expresa que Israel era un niño
abandonado en el desierto y que nadie quería, que estaba apunto de
morir y que Dios lo encontró.
Lo trajo al rededor. Literalmente
“lo rodeo”. “Le envuelve” (BJ). Dios rodeo a Israel de
protección e infinita misericordia (sal 32:10). Siempre protege así
a su pueblo (Sal.34:7). Le enseñó como lo hace un padre y una
madre (Exo. 20: 1,2; 34:1, 10). Dios cuida a su pueblo como la niña
de sus ojos.
Como “la pupila de su ojo” es el órgano más
sensible del cuerpo humano. Dios tiene por su pueblo igual cuidado.
(Isa. 49:15). Dios pone un ejemplo vivo de la naturaleza, el Aguila.
Aquí se desarrolla más ampliamente el símil presentado en
(Exo.19:4).
Esta figura sugiere la más tierna protección de Dios a
su pueblo. La escritura está llena de expresiones destinadas a
causar una profunda impresión en nuestras mentes en relación con el
cuidado de Dios por su pueblo.
El Señor le dijo a Isaías: “He
aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpidas; delante de
mí están siempre tus muros” (Isa. 49:16).
Una fe que crea en el
supremo amor de Dios por nosotros es necesaria para nuestra
experiencia cristiana. Pero no basta con creer que Dios es justo y
verdadero. Satanás también lo cree. Nuestra fe en que Dios nos
ama plenamente debe ser activa y dinámica. Somos la niña de sus
ojos.
Esto significa que aceptamos que Dios nunca permitirá que nos
suceda nada que esté más allá de los limites de su amor. Aun
cuando seamos llamados a sufrir la muerte de Juan el Bautista, o la
crucifixión de Pedro, si tenemos esa fe inmutable en Cristo
seguiremos confiando alegremente en que seamos la niña de sus ojos.
¿Por qué escogió el Señor esta figura de lenguaje? Por qué los
ojos junto con el corazón son miembros muy importantes. Si
tuviéramos que perder un mimbro de nuestro cuerpo los ojos sería
los últimos. A los pueblos Asirios, los Babilonios, y los filisteos,
les gustaban quemar los ojos, como escarmiento para sus enemigos.
Esto les sucedió a Sansón a Sedequías, el último rey de Judá.
Es en este contesto que Dios expone su máxima expresión, el amor de
Dios para con su pueblo, pasa todos los limites de la compresión
humana.
El puede sostenernos y apoyarnos en cada momento de nuestra vida bajo experiencia
adversa. Confía en él completamente, y te darás cuenta de que eres
la niña de sus ojos.
Promesa.
"Si acudes a Dios con corazón humilde y creyente para buscar dirección en medio de tu perplejidad, tendrás el privilegio de depositar tu caso en sus manos. El cielo y la tierra pasarán, pero sus promesas no fallarán". (C.D. 184)
Maranata.
http:/juadaislacris.blogspot.com
http://segunda
venida apocalíptica. blogspot.Com
la
Biblia a través del tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario