¿quién
podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son
ocultos. Sal.19:12.
Casi
todos somos muy expertos en discernir las faltas ajenas, pero nos
cuesta mucho ver las nuestras. En algunos países la tasa de
alfabetismo es muy alta. Un reducido número de habitantes es
analfabeto, según la Unesco hay 793 millones. Sin embargo, casi
todo el mundo está sumido en una aterradora ignorancia de las cosas
del espíritu.
Probablemente
la tasa de alfabetismo de la raza humana no pase de cero en lo que
respecta al conocimiento de su propios pecados. Como nacemos con una
naturaleza pecaminosa, el pecado puede cobijarse en los sitios
tenebrosos de nuestra alma (mente) sin que lo notemos. Y sale cuando
menos lo esperamos.
El
calamar expele una nube de tinta para huir del peligro en medio de la
oscuridad que el mismo produce. Así sucede con el hombre que se ha
endurecido en el pecado. Cuanto más lo practica, menos lo nota. Se
oculta en las tinieblas que ha creado y no ve la bajeza en que vive.
Cuán
cierto es que “la conciencia habla en voz alta cuando menos se
necesita de ella y permanece callada cuando más hace falta”. Pero
¿puede uno ser responsable de errores que no conoce? Lo cierto es
que la ignorancia no reduce nuestra maldad ni altera la naturaleza de
nuestros actos.
Hay
personas que se inquieta cuando conocen la verdad del Sábado. Estas
personas piensan que si no hubiera sabido que hay que guardar el
Sábado, Dios nunca los habría tenido por responsables. Sin
embargo, luego cuando lo conocen experimentan el gozo que produce la
observancia del verdadero día de descanso.
La ignorancia en cuestiones espirituales no es excusa valedera en las naciones ni en los hogares donde la Biblia se puede obtener fácilmente. La Biblia es indiscutiblemente el libro más vendido en toda la historia con un total de 4.000.000.000 a 6.000.000.000 copias. También tiene el récord de ser el libro más traducido (más de dos mil idiomas y dialectos traducidos).
A pesar de toda la instrucción espiritual que puede conseguir, el hombre todavía tiene defectos ocultos que desconoce: Están fuera del límite de su conciencia. Aunque no logre señalar con precisión un pecado manifiesto, para el hombre es un descubrimiento extraordinario percibir que su naturaleza tiende al mal.
Pero mucho más admirable es saber que Dios nos viste con el manto de la justicia de Cristo y nos limpia de nuestros pecados ocultos. ¡Cuán misericordioso es Jesús! ¿Qué más podría haber hecho por nosotros? Una hermosa y constante comunicación con el Salvador no sólo cubre nuestras faltas ocultas. También nos da discerdimiento y gracia para vencer las exigencias de nuestras naturaleza pecaminosa. ¿No es ésta una esperanza maravillosa para ti?
Promesa.”Hasta que estemos cara a cara frente a Dios. . .y conozcamos como como somos. . . conocidos, no sabremos cuántas cargas él llevó por nosotros, cuántas más habría estado dispuesto a soportar si se las hubiéramos llevado con la fe de un niño. (MeM. 12)
Maranata.
http:/juadaislacris.blogspot.com
http://segunda
venida apocalíptica. blogspot.Com
la
Biblia a través del tiempo.
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