Jesús
les dijo: Si quieres ser perfectos, anda vende lo que tienes, y darlo
a los pobres, y tendrás tesoros en el cielo; y ven y sígueme.
Oyendo el joven estas palabras, se fue triste, porque tenía muchas
posesiones. Mt. 19:21,22.
Jesús
da por sentado que lo que el joven decía o insinuaba en la pregunta:
“¿Qué más me falta?”, lo decía con sinceridad de corazón.
El joven había tenido como ideal llegar a la perfección. Pero como
lo señala Pablo, no se puede alcanzar la perfección por medio de
las obras. (Gál. 2:21; Heb. 7:11).
Por lo tanto si el joven rico
habría de alcanzar la perfección, no debía esperar hacerlo
mediante la realización de las obras para ganar méritos. Debía
experimentar un completo cambio de corazón y de la vida. Su mente
debía ser transformada; su manera de alcanzar la perfección debía
ser otra.
Dentro
de su personalidad, el joven era digno de ser creído.(mar.10:21).
Solo
quedaba un pequeño problema, el egoísmo céntrico. A menos que se
eliminara la devastadora plaga la influencia de esta enfermedad del
egoísmo, el joven rico no podía progresar hacia la perfección
personal.
Puesto
que la enfermedad del egoísmo varía de persona a persona, también
varía el remedio. Todos tenemos algo de egoístas, o somos egoísta,
queramos admitirlo o no.
No hay ni uno sano, Pero hay remedio para
todos. Alguien dijo que si cuidamos el centro , la circunferencia se
cuidara sola. En mi largo recorrido por este mundo, he oído la
expresión
“¿pero
eso es tan difícil de conseguirlo?”
Si
el verdadero centro de nuestra vida estuviese Cristo, “otro gallo
nos cantaría”. El verdadero centro de la vida es Cristo y su
voluntad. ¿Hay muchos jóvenes ricos en la iglesia? ¡Si! Gente
arrogante, que en su interior dice: “Si no fuera por mi la iglesia
iría mal” Estas personas son miserablemente pobres, sin espíritu,
se siente ricos, pero sigue siendo miserables, pobres ciegos y
desnudos.
Cierto es que en la viña del Señor hay uvas dulces como
la miel, y uvas amargas. Si el centro de nuestra vida gira al rededor
de las cosas de este mundo y de si mismo, apaga la luz y vayámonos.
El
joven rico cuando oyó las palabras “anda, vende lo que tienes, y
darlo a los pobres”, dice la Escritura que “se fue triste porque
tenia muchas posesiones”.
No es importante ser rico, a cada uno
Dios lo a puesto para dar testimonio de su verdad, desde el más
pobre al mas encumbrado. Cuando era colportor, tuve una experiencia
que nunca se me olvidara. Esta historia de humildad y pobreza me
ocurrió en Merida España. Un hombre pobre para el mundo, su casa
era de chapa y madera, cerca del rio, pobre, pero lleno de sabiduría
celestial, toda la ciudad lo conocía, hasta los obispos daban
testimonio de el, todo lo que tenia lo Invirtió para dar a conocer a
Cristo.
Más
de una vez me he preguntado que pensamiento se le habría cruzado por
la mente a ese joven después de su encuentro con Jesús. ¿No habrá
pensado alguna vez que había cometido un error al negarse a seguir
el consejo de Cristo? ¿Se abra sentido perdido o habrá seguido
creyendo que tenía asegurada la salvación?
Estos hombre representan al joven rico.
Estos hombre representan al joven rico.
En estas preguntas todos
deberíamos reflexionar. El yo es la persona a quien más fácilmente
podemos engañar. Nuestra única seguridad radica en entregarnos
plenamente a Jesucristo, el verdadero Centro de la vida, y entonces
la periferia -nuestras actitudes y relaciones con los demás -será
inevitablemente correctas ante nuestro Dios.
Maranata
http:/juadaislacris.blogspot.com
http://segunda
venida apocalíptica. blogspot.Com
la
Biblia a través del tiempo.
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