Y di: Así ha dicho
Jehová el Señor sobre Jerusalén: Tu origen, tu nacimiento, es de
la tierra de Canaán; tu padre fu amorreo, y tu madre hetea. Eze.
16:3.
Los que vivimos en
pleno siglo XXI y muy pronto en el XXII, este testo es muy apropiado
para los pueblos y naciones que en una minoría son violentos, y que
engendran hijos violentos, que solo buscan la venganza y no les
importa morir
aunque su causa no
sea justa a los ojos de los de mas pueblos.
-Dios, Ala, Elhim,
Adonai, incluso en el Nuevo Testamento se le nombra Jesucristo.
Jesús hace una
aclaración para nuestra época: Estas cosas os he hablado, para que
no os escandalicéis. Os echarán de las sinagogas, o Iglesias, y aun
viene la hora, cuando cualquiera que os mate, pensará que hace
servicio a Dios. En otras palabras, en el Nombre de Dios os mataran.
(Juan. 16:2 ).
A lo largo de la
historia tanto en Occidente como en Oriente, han matado en el nombre
de Dios, y aun en pleno siglo, siguen matando en el nombre de Dios.
Pero si retrocedemos en el tiempo, aya por el año 593/592 Ezequiel
comenzó en el 5º año del cautiverio de Joaquín sus profecías
cap. 1:2).. En el 597 a.C. Fue llevado como cautivo a Babilonia.
Y en
el año 586 Judá fue fue destruida. En este contexto Ezequiel
profetiza para el pueblo de Israel, Pero también tiene una
prolongación en el tiempo para su pueblo Israel espiritual.
Imaginemos por un
momento que había pensado Abraham al oír que su padre era un odiado
“amorreo” y su madre una miserable hetea. El termino “amorreo”
se aplica Bíblicamente a los individuos cuyas vidas y obras estaban
o están en armonía con el carácter de Satanás o Iblis.
El rey
Acab, inspirado por su esposa Jezabel caminaba tras los ídolos,
conforme a todo lo que hicieron los amorreos, a los cuales lanzo
Jehová delante de los hijos de Israel. (1º Rey. 21:26). Otro
instrumento que uso Satanás fue Manasés, rey de Judá, que hizo
“más mal que todos los amorreos que fueron antes que él” (2º
Rey. 21:11).
¿Qué quería decir
Dios en realidad? Solamente quería revelar que los judíos y no
judíos, habíamos nacido en este mundo con naturaleza pecaminosa. La
pregunta puede saltar a nuestra mente: ¿El pueblo de Dios, que dice
guardar sus mandamientos, esta haciendo lo mismo que el Israel
antiguo? ¿O negamos las evidencias, para decir que somos diferentes
a ellos?.
Después de revelar la condición del hombre en ocasión
de su nacimiento, el profeta Ezequiel compara la incapacidad humana
para cambiar la naturaleza con la situación de un niño recién
nacido y abandonado. No hay ni enfermera, ni medico que
lo bañe, lo limpie y lo atienda. Con mucha sensibilidad el profeta
describe las escenas. “No hubo ojo que se compadeciese de ti para
hacerte algo de esto” (ver.5)
Qué descripción
más exacta de la condición de toda la raza humana sometida a
Satanás después que Adán descendió de su trono de perfección. Lo
triste de esta historia, que el pueblo de Dios va tras los dioses de
este mundo, los matrimonios desechos, los hijos hacen lo que quieren,
no hay temor de Dios de Israel. El mundo se precipita hacia el caos,
y nosotros no lo vemos. ¿Porque? Porque no tenemos el colirio, y
esto no nos deja ver la realidad.
Estamos vagando por el desierto de
las naciones, Canaán esta tan cerca, que no queremos verlo, porque
el mundo y las cosas de este mundo nos arrastra. ¡Oh Israel! Echate
colirio para que veas, y mires donde as caído.
No había esperanza,
ni compasión ni misericordia para Israel. Nosotros, como hijos no
deseados, fuimos arrojados “sobre la faz del campo” para parecer
a la intemperie, cosa que sucedía a menudo en los días de Ezequiel.
Pero la actitud de Dios se nos presenta en forma conmovedora en el
verso 6: “¡Vive! ¡Vive!” . Bienaventurados los que guardan sus
mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que
entre por las puertas de la ciudad. “¡Vive! ¡Vive!”
Maranata.
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la
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