El
que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra.
Juan 8:7.
La
mujer estaba allí temblando y avergonzada. Los escribas y fariseos
habían tramado un complot para entrampar a Jesús, a fin de
asegurar su condenación. Este proceso era despreciable.
No se necesitaba hacer semejante exhibición pública del caso ante la multitudes congregadas en el templo.
No se necesitaba hacer semejante exhibición pública del caso ante la multitudes congregadas en el templo.
Los
hombre imbuidos de justicia propia, pidieron que Jesús diera su
veredicto. Tanto el pueblo como sus inquisidores estaban todos de
acuerdo que la pena era la muerte, puesto que había sido sorprendida
cometiendo un acto inmoral.
Aparentemente
sin escuchar la pregunta de los dirigentes religiosos, Jesús se
inclinó y comenzó a usar la tierra como pizarra y su dedo como
pluma de escribano. La
gran incógnita es: ¿Qué escribió Jesús en el suelo? Los
escribas y fariseos se acercaron, para imponer el asunto a su
atención.
Sus ojos, siguiendo los de Jesús, cayeron sobre el
pavimento a sus pies, cambió la expresión de sus rostros. Cristo
con pluma de escribano, estaba escribiendo los secretos culpables de
su propia vida. Allí estaba: el odio, la venganza, el orgullo, la
codicia, la ira, la envidia, los apetitos incontrolados, la
inmoralidad, la idolatría, la concupiscencia, la mentira, el robo,
la critica tan destructiva, el amor a los vienes terrenales.
Se
vuelve a plantear la pregunta: ¿Qué ves tú, y que veo yo? ¿Es
diferente los tiempos de Jesús que los nuestros? ¡No! Cada uno de
los lectores de esta lista se sintieron impresionados. Pero la
impresión se torno en vergüenza. Cristo invito a sus oyentes para
que le aceptaran, pero nadie le aceptó. “El que de vosotros esté
sin pecado sea el primero en tierra la piedra contra ella”. La
vergüenza, el orgullo herido, les hicieron retroceder y marcharse. Nuestro
texto describe la condición de una sociedad corrupta, estaban listos
para condenar y criticar no importa de que raza sea.
La
pregunta es retorica. Todos sin excepción estamos metidos en ese
grupo. No vale decir que hemos nacido en pecado, eso ya lo sabemos,
la cuestión es: Si yo soy de Cristo debo de procurar con su ayuda
ser como Cristo desea, y lo primero es no ser criticón, que es el
mal de una sociedad corrompida dentro de una iglesia, en el mundo es
normal pero no en la iglesia.
Yo pregunto: Si todos los miembros de
una iglesia o iglesias estuviesen en ese momento a lado de Cristo
¿qué aria? ¿Arrojaría la piedra? ¡No! ¿Porque? ¡Es mejor la
critica!, Solo había uno que podía hacerlo era el que escribió con
pluma de escribano en la tierra. Sólo él poseía la pureza
inmaculada que le daba derecho a ser el juez de la mujer.
¿Le
arrojó piedras? ¡No! En cambio, la perdonó. Le pidió que no lo
hiciese más. Su mandato, llevaba implícito el poder de obedecerlo.
Nuestra naturaleza caída puede ser elevada. Nuestras actitudes
malvadas, pueden transformase, por el poder del Espíritu Santo.
Cuando
nos damos cuenta de la trampa en que hemos caído, sentimos nuestra
necesidad de ir a Cristo.
Hay
tantas promesas para hombre y mujeres que caemos en las trampa de
nuestros enemigos, que Dios nos deja esta promesa.
“Ahora
él [Dios] te invita. Ahora, precisamente ahora, te pide que vuelvas
a él sin demora, y él te perdonará y sanará misericordiosamente
todos tus desvíos”.
Maranata.
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http://segunda
venida apocalíptica. blogspot.Com
la
Biblia a través del tiempo.
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