lunes, 18 de abril de 2011

EL TESTIMONIO QUE EL MUNDO NECESITA.

Nuestra carta sois vosotros. escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres. 2º Cor. 3:2.

La transformación del carácter ha de atestiguar al mundo que el amor de Cristo mora en nosotros. El Señor espera que su pueblo demuestre que el poder de la gracia puede obrar en el carácter deficiente, y desarrollarlo simétricamente para que lleve abundante fruto.(foto.Cristo se preocupa por su pueblo).

Pero a fin de que cumplamos el propósito de Dios, debe hacerse una obra preparatoria. El Señor nos ordena que despojemos nuestro corazón
del egoísmo, que es la raíz del enajenamiento. El anhela derramar sobre nosotros su Espíritu Santo en abundante medida, y nos ordena que limpiemos el camino por el renunciamiento.

Cuando entreguemos el yo a Dios, nuestros ojos serán abiertos para ver las piedras de tropiezo que nuestra falta de cristianismo ha colocado en el camino ajeno. Dios nos ordena que las eliminemos todas. Dice: "Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orar unos por otros, para que seáis sanados" (Sat.5:16).

Entonces podemos tener la seguridad que tuvo David, cuando después de haber confesado su pecado oró: "Vuélveme el gozo de tu salvación, y el espíritu noble me sustente. Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos; y los pecadores se convertirán a ti" (Sal. 51:12-13).


Cuando la gracia de Dios reine en el interior, el alma que dará rodeada de una atmósfera de fe y valor, y de un amor como el de Cristo, una atmósfera que vigorizará la vida espiritual de todos los que la inhalen. . . Todo aquel que participe del amor perdonador de Cristo, todo aquel que haya sido iluminado por el Espíritu de Dios y convertido a la verdad, sentirá que, en virtud de estas bendiciones preciosas, tiene una deuda para con toda alma con la cual llegue a tratar.


El Señor utilizará a los que son de corazón humilde para alcanzar las almas que no pueden alcanzar los ministros ordenados. Serán inducidos a pro
nunciar palabras que revelarán la gracia salvadora de Cristo. Y al beneficiar a otros, serán beneficiados ellos mismos,(foto.Cristo imparte su gracia al pecador).

Dios nos da oportunidad de impartir gracia, a fin de que pueda él volvernos a llenar con un aumento de su gracia. La esperanza y la fe se fortalecerán a medida que el agente de Dios obre con los talentos y facultades con que Dios lo ha provisto. Obrará con él un instrumento divino.

G.W.

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