sábado, 2 de abril de 2011

EL MENSAJE DE LA CRUZ.

Lejos esté de mi gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mi, y yo al mundo. Gál. 6:14.

Dios me ha dado un mensaje para sus hijos. . . Habéis sido comprados por precio, y todo lo que tenéis y lo que sois ha de ser usado para gloria de Dios y para el bien de vuestro semejantes. Cristo murió en la cruz para salvar al mundo que perece en el pecado. (foto. El mundo perece. ¿Que
aras tu?

El pide vuestra cooperación en esta obra. Habéis de ser su mano ayudadora. Con esfuerzo fervoroso e incansable habéis de tratar de salvar a los perdidos. El poder transformador de la gracia de Cristo modela al que se entrega al servicio de Dios. . . Ya no puede ser indiferente hacia las almas que perecen a su alrededor. . .

Comprende que cada parte de su ser pertenece a Cristo, quien lo redimió de la esclavitud del pecado; que cada momento de su futuro ha sido
comprado con la preciosa sangre del unigénito Hijo de Dios. ¿Apreciáis tan profundamente el sacrificio hecho en el Calvario que estáis dispuesto a subordinar todo otro interés a la obra de salvar almas?

El mismo intenso anhelo de salvar a los pecadores que señaló la vida del Salvador se nota en la de su verdadero discípulo. El cristiano no desea vivir para sí. Se deleita en consagrar al servicio del Maestro todo lo que posee y es. Le impulsa el deseo inefable de ganar almas para Cristo.

¿Como puedo glorificar mejor a Aquel a quien pertenezco por creación y por redención? Esta es la pregunta que debemos hacernos. Con a
nsiosa solicitud, aquel que está verdaderamente convertido trata de rescatar a los que todavía están bajo el poder de Satanás. . .

Nos queda ahora apenas poco tiempo en el cual prepararnos para la eternidad. . . La gente necesita la verdad, y hay que comunicársela mediante esfuerzo fervorosos y fieles. Hay que buscar a las almas, orar y trabajar por ellas. Deben hacerse fervorosos llamados, y ofrecerse fervientes oraciones.


Sobre nosotros descansa la pesada responsabilidad de amonestar al mundo de su inminente destrucción. . . Dios llama a su iglesia para que se levante y se vista de poder. Deben ganarse coronas inmortales; el reino de los cielos debe ser conquistado; el mundo que perece en la ignorancia ha de ser iluminado. (foto. ¿Quieres estar con Cristo? Salvemos a las al más que perecen).

G. W.

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