El grano se trilla; pero no lo trillará para
siempre, ni lo comprime con la rueda de su carreta, ni lo quebranta
con los dientes de su trillo. Isa. 28:28
Cuando era niño tenia siete años cuando mis
padre me llevaron al pueblo, allí me crie por un tiempo con los
segadores y trillando el trigo en la era.
Fuero días muy felices,
allí estuve hasta los diez años. Lo que más recuerdo era cuando
trillaba el grano, lo que ya no me gustaba era poner la paja en el
pajar, picaba mucho sobre todo el polvo.
El testo de hoy nos indica
que el propósito de la trilla no es aplastar el grano ni a ruinar la
cosecha, sino separarlo del tamo. En la era no se puede no se puede
moler el grano, este tiene que ir al molino para que se saque el
producto fina que es la harina.
Otra veces se pasaba las mulas sobre
la era para que pisara la paja y el grano se soltara. El Señor usa
los mismo métodos para pulir la espiga y sacar lo mejor, que es el
grano.
Nosotros estamos envueltos en esa cascara que es el pecado, y
a través de las dificultades de esta vida el Señor nos va puliendo.
Es verdad que el Señor emplea métodos más severos en su trato con
algunos de sus hijos. Pero aun los castigos más duros no continua
para siempre.
Dios no se propone destruir; su único objetivo es
separar el tamo (pecado) que no tiene valor alguno en el hombre.
Cuando este propósito es logrado la trilla se para. El grano queda
limpio y la paja se quema. Hay momentos en lo que Dios pide a su
pueblo cosas de las que no hay sentido. Algunos piensan o creen que
por ser Dios una figura de autoridad “no tiene por qué tener
sentido”.
Sin embargo, si usted cree esto, tiene mucho que aprender
en cuanto a Dios. Los actos de Dios son íntegros, y tienen sentido.
Las ocasiones en que tuvimos dificultad para encontrar significado a
ciertas etapas de nuestra vida pueden ser aquellas en que nuestro
punto de vista era de demasiado estrecho.
A menudo tenemos ideas
fijas que nos impide analizar y apreciar el marco mayor -es decir,
toda la realidad que abarca mucho más que nuestra área de
preocupaciones personal.
La labor del Espíritu Santo es de hacernos
ver la realidad de las cosas de esta vida.
Si nos concentramos
únicamente en el grano, sin pensar en el suave aroma del pan en el
que finalmente terminará, podremos preguntarnos por todo el proceso.
¿Para qué moldear el trigo? ¿Cómo debemos molerlo? Y sin un
objeto compresible se distorsiona la ubicación en el tiempo:
¿cuándo
es demasiado y cuándo es suficiente¿La sabiduría de nuestro Padre
es magnifica.
Podemos confiar en que El afrontará todos los detalles
intricados del “marco mayor” sin disminuir a un sólo individuo o
minimizar las necesidades especificas de sus hijos.
MARANATA.
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SECCIÓN CCXIV (214). DANIEL Y LOS DOS IMPERIOS.
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*SECCIÓN CCXIV (214). DANIEL Y LOS DOS IMPERIOS*
*CONTINUACIÓN DE LA SECCIÓN CCXIII (213)*
*Daniel 8:14. /C*
*Unas de los aspecto de debe de dejar clar...
Hace 21 horas
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