Antes de la segunda guerra
mundial, un predicador escocés A. Stewar nos cuenta su experiencia
como el Señor obra en las personas bajo el reavivamiento espiritual.
Antes de sus conferencias el solía estar unos días de oración y
meditación. Cierta noche viendo él que no tenia el suficiente poder
del Espíritu Santo, se bajo a un sótano del edificio para orar.
Pasó un tiempo y noto que el espíritu de Dios estaba presente, y
noto que había alguien en ese cuarto, al fondo del cuarto en medio
de la oscuridad había dos ancianas orando pidiendo el derramamiento del Espíritu
Santo.
El dijo:”los reavivamientos no se logran haciendo, sino
orando”. No es que la oración produce el reavivamiento, sino que
es el resultado de tener el corazón completamente abierto al
Espíritu Santo y tener la “garantía” [arras] del Espíritu
dentro de nosotros, de manera que él pueda tener los canales del
alma limpios por los cuales fluir libremente.
Pablo les escribió a
los Corintios, y les recordó que el Espíritu Santo en el interior
es la garantía de la resurrección del cuerpo.Es decir, para el
cambio de la mortalidad a la inmortalidad.
El cristiano debe ser la
persona más alegre del mundo, pero al mismo tiempo pero al mismo
tiempo la más descontenta con el mundo; es como un viajero:
completamente satisfecho con la posada como tal, pero siempre
deseando ir al camino papa llegar a su casa.
El cristiano debe anhelar
las realidades eternas, no las cosas transitorias de este mundo. La
mente carnal se satisface con lo que ven sus ojos; la mente del
cristiano, se deleita con las cosas que son invisibles y que Dios
tiene preparado para su pueblo.Antes, como esta escrito:
Ojo no ha
visto, ni oído ha escuchado, ni han subido en corazón de hombre,
las cosas que Dios ha preparado para los que le aman. (1º Cor. 2:9)
El cristiano necesita espaciarse en las certezas de la Palabra de
Dios manteniéndolas ante los ojos de la mente.
Punto tras punto, día
tras día, repita vez tras vez las lecciones que allí se dan, hasta
que aprenda el sentido y la importancia de ella.
Vemos muy poco hoy, y con meditación y oración, vemos más mañana.
Vemos muy poco hoy, y con meditación y oración, vemos más mañana.
Y así comprendemos
poco a poco las bondadosas promesas, hasta que casi podamos entender
su significado, (Cart. 4,1885) Es necesario tener un reavivamiento
personal con Dios, “Yo me pongo en primer lugar”
Y espero que
vosotros también lo entendáis así, pues sin la obra del Espíritu
Santo en nosotros estaremos perdidos. La renovación debe ser
constante.
MARANATA.´
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