Otra vez Pablo usa un paralelismo
con el cristiano, en este caso usa un atleta. Ningún atleta se ciñe
una guirnalda de la victoria si ha hecho trampa (dopado).
La carrera tienen que ser limpia, el corredor se tienen que entrenar debidamente para pelear con sus contrincante por obtener la victoria honradamente.
Y el atleta que viola las normas de la carrera es descalificado
La carrera tienen que ser limpia, el corredor se tienen que entrenar debidamente para pelear con sus contrincante por obtener la victoria honradamente.
Y el atleta que viola las normas de la carrera es descalificado
decorosamente. Pablo nos deja una
ventana abierta para los que trabajan en el ministerio. No importa
cuantos cultos o sermones as dado en tu vida, ni cuantas visitas as
hecho, ni cuantos estudios bíblicos as dado (cap. 1:13).
Si no enseñas “sanas palabras” y con “un buen ejemplo” no de vano orgullos y de arrogancia propia porque eres el que mandas en tu iglesia, entonces estás descalificado ante el trono de Dios Altísimo.
Y al final se vera su arrogancia en los asunto de Dios. Esto es lo que Pablo quiere dejarnos ver, atravesé de su epístola. Para Pablo, jugar el juego según las reglas es más importaste que el simple hecho que ganar la carrera.
Pablo nos esta diciendo que los asuntos diarios, prácticos, de la vida los que deben estar dentro de los limites de la voluntad de Dios. Esto es lo que, al final, preparará a un cristiano sensato para recibir la corona de justicia.
El cristiano nunca debería olvidar la linea de meta. Pero el hombre que esta lleno de orgullo, soberbia y arrogancia es un imperfecto que altera su victoria personal como más importante que la humanidad de sus compañeros que corren a la misma meta.
El corredor que empuja y hace caer a su compañero para obtener ventajas sobre ellos, sera descalificado en el reino de los cielos. El ministro debe participar primero de los frutos del Espíritu Santo que se manifiesta en el cristiano (ver Gal.5:22-23), antes de que pueda compartirlos con otros.
Una antigua sentencia dice: “No importa tanto si ganas o pierdes, sino cómo jugaste el juego”. En los momentos importantes de la vida revelamos quiénes somos realmente.
Los que tienen más responsabilidad serán los que reciban una pena mayor, la expulsión de la vida eterna. Y contra más alto sea tu cargo, más alto sera el golpe.
El mundo necesita a hombre y mujeres que sean fieles a su Señor como la brújula al polo norte, hombres que no se venda por un primer puesto para ser aclamados. Hombres fieles a Dios, desde lo más bajo hasta los más encumbrados. Las coronas están en el anaquel, la tulla y la mía.
MARANATA.
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Si no enseñas “sanas palabras” y con “un buen ejemplo” no de vano orgullos y de arrogancia propia porque eres el que mandas en tu iglesia, entonces estás descalificado ante el trono de Dios Altísimo.
Y al final se vera su arrogancia en los asunto de Dios. Esto es lo que Pablo quiere dejarnos ver, atravesé de su epístola. Para Pablo, jugar el juego según las reglas es más importaste que el simple hecho que ganar la carrera.
Pablo nos esta diciendo que los asuntos diarios, prácticos, de la vida los que deben estar dentro de los limites de la voluntad de Dios. Esto es lo que, al final, preparará a un cristiano sensato para recibir la corona de justicia.
El cristiano nunca debería olvidar la linea de meta. Pero el hombre que esta lleno de orgullo, soberbia y arrogancia es un imperfecto que altera su victoria personal como más importante que la humanidad de sus compañeros que corren a la misma meta.
El corredor que empuja y hace caer a su compañero para obtener ventajas sobre ellos, sera descalificado en el reino de los cielos. El ministro debe participar primero de los frutos del Espíritu Santo que se manifiesta en el cristiano (ver Gal.5:22-23), antes de que pueda compartirlos con otros.
Una antigua sentencia dice: “No importa tanto si ganas o pierdes, sino cómo jugaste el juego”. En los momentos importantes de la vida revelamos quiénes somos realmente.
Los que tienen más responsabilidad serán los que reciban una pena mayor, la expulsión de la vida eterna. Y contra más alto sea tu cargo, más alto sera el golpe.
El mundo necesita a hombre y mujeres que sean fieles a su Señor como la brújula al polo norte, hombres que no se venda por un primer puesto para ser aclamados. Hombres fieles a Dios, desde lo más bajo hasta los más encumbrados. Las coronas están en el anaquel, la tulla y la mía.
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