En este testo Pablo nos esta
señalando de que somos apartados (Rom 1:1), para predicar el
Evangelio Eterno. Los primeros cristianos fueron llenos del poder del
Espíritu Santo desde el I y el III siglo.
Fue la era de los dones
Espirituales y de los profetas de Dios. En la era metodista de
Inglaterra del siglo XVIII, John Wesley hizo unas declaraciones de
Montano y dijo: que era uno de los mejores hombres que estaba
entonces sobre la tierra', 'bajo el carácter de un profeta, como un
orden establecido en Inglaterra, apareció (sin tener ningún
doctrina nueva) ara reavivar lo que estaba decayendo, y reformar la
sociedad inglesa.(H. A. Snyder, Signs of the Spirit, p. 23).
El
Espíritu Santo callo sobre las denominaciones de ese tiempo, para
reformar la pecaminosidad y la mundanalidad de los hombre que había
en esa época.
Tertuliano, el gran apologista del norte de Africa que
llegó a ser un dirigente del movimiento de la Nueva Profecía,
declaro que la santidad de la iglesia era simplemente la santidad de
sus miembros.
(Eciclopedia de conocimiento religioso de
Schaff-Herzog), concluye que “el montanismo era simplemente una
reacción de la iglesia antigua y primitiva contra la tendencia obvia
de la iglesia de la época, que era la de establecer un pacto con el
mundo y arrellanarse cómodamente en él” (t. 3, p. 1562).
En la
Iglesia del siglo XXI ha entrado la mundanalidad dentro de la
iglesia, algunos dirigentes no tienen respeto a Dios, predican sin
corbata y sin chaqueta, en los púlpitos. ¿hasta donde hemos
llegado?
La iglesia todavía se enfrenta el mismo problema debido a
una falta del poder del Espíritu Santo en sus miembros. Es
importante recordar, sin embargo como lo hicieron los cristianos y
predicadores primitivos, que el Espíritu de santidad es también el
Espíritu de gracia.
Ninguna persona se salva por la santidad privada
o por la santidad colectiva de la iglesia, sino por la perfecta
santidad de Jesús, la que se acredita a cada pecador que acepta
personalmente el sacrificio de Jesús.
El Espíritu Santo atrae a
cada pecador a Jesús y revela la gracia que sólo puede hacer
factible la salvación. La santidad de la iglesia o del individuo es
el fruto del Espíritu Santo en la vida de cada persona salvada que
está esperando ansiosamente el regreso de Jesús.
“La gracia
que Dios nos es dada por el Espíritu Santo, nos llevara a una nueva
conversión en Cristo Jesús”.
MARANATA.
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