domingo, 26 de agosto de 2018

EL AMOR DE DIOS SOBRE EL HOMBRE.

Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios está derramado en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos es dado. Romanos 5:5.
Dios no trata al hombre despreciativamente, la frase en Gr. kataisjúno, significa “causar oprobio”, “deshonrar”, incluso “avergonzar”. La esperanza cristiana nunca causa oprobio ni deshonra. 

Cuando una mujer se enamora por primera vez, se sorprende y le inquieta esa primera emoción. Y espera que el novio sienta lo mismo, y que nada ni nadie los pueda separar. Pablo tenia en mente el Salmo 22:5. 

Confiaron en ti no fueron avergonzados. El Señor quiere que nos demos cuenta de nuestra condición espiritual. Desea que cada alma se humille de corazón y mente ante él. La palabras de los salmos 19, 20 son presentadas para el pueblo de Dios. 

Tenemos el privilegio de aceptar estas preciosas promesas y creer en las amonestaciones. Es oro para nuestro corazón y pueda comprender los peligros que rodean a los que son indiferentes ante el bienestar eterno de las almas. Necesitamos escudriñar las Escrituras como nunca antes. 
La palabra de Dios debe de ser nuestro educador y nuestro guía. Hemos de comprender lo que dice las Escrituras. Pablo estaba pensando en las escritura, que las entendía como buen judío, y confiaba en ellas. 

En ellas estaba su esperanza que se basaba en la seguridad de la justificación y es sostenida por la presencia del Espíritu Santo. El amor de Dios por el hombre no se puede expresar con palabras, sino con amor. 

La esperanza del cristiano no se basa en nada que haya en el creyente, sino el la seguridad del inmutable amor de Dios hacia el hombre. El amor de Dios es parte de si mismo “Dios es amor”. 

El corazón humano no tiene la capacidad de entender una fracción del amor de Dios, pero el amor de Dios cuando penetra en el corazón del hombre, rebosa de gozo y paz y es una persona llena del Espíritu de Dios.

La dádiva de las bendiciones espirituales con frecuencia se describe como un “derramamiento”. “Mi espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tu renuevo” (Isa.44:3;cf Joel 2:28-29).
El Espíritu Santo derramara amor en nuestros corazones testificando de Jesús, y cuando contemplamos la 
gloria y la perfección y el amor de Jesús, somos transformados a su imagen bajo la influencia del Espíritu Santo. 

Aunque Pablo este pensando en el Pentecostés, tan bien esta pensando en el derramamiento de la lluvia tardía del Espíritu Santo. 
La esperanza del cristiano, basada en el amor de Dios no puede fallar. Y describe la grandeza de ese amor, tal como fue revelado por medio de Cristo. 
MARANATA.
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