miércoles, 4 de enero de 2012

OCUPACIÓN SATIFACTORIA.

Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo. (Juan 5: 17).

El cielo es un lugar de actividad provechosa. Sin embargo para el cansado y sobrecargado, para los que han peleado la buena batalla de la fe, será un descanso glorioso, pues será suyo el vigor juvenil de la inmortalidad, y no tendrán que luchar más contra el pecado y Satanás.

Para los obreros enérgicos sería tedioso un estado de eterna indolencia. No sería cielo para ellos. A los moradores del Edén se les encomendó el cuidado del huerto, para que lo labraran y lo guardasen. Su ocupación no era cansadora, sino agradable y vigorizadora. (foto. Cristo enseña el huerto a sus hijos para que lo cuidasen y pusiese nombres a los animales).

Dios dio el trabajo como una bendición con que el hombre ocupara su mente, fortaleciera su cuerpo y desarrollara sus facultades. . .

Están en gran error los que consideran el trabajo como una maldición, si bien éste lleva aparejados dolor y fatiga. A menudo los ricos miran con desdén a las clases trabajadoras; pero esto está enteramente en desacuerdo con los designios de Dios al crear al hombre.

¿Qué son las riquezas del más opulento en comparación con la herencia dada al señorial Adán? Sin embargo, éste no había de estar ocioso. Nuestro Creador, que sabe lo que constituye la felicidad del hombre, señaló a Adán su trabajo. El verdadero regocijo de la vida lo encuentran sólo los hombres y mujeres que trabajan. (foto. Las más exquisitas frutas).

En el cielo se trabaja constantemente. No hay holgazanes allá. "Mi Padre hasta ahora trabaja" dijo Cristo, "y yo trabajo". No podemos imaginar que nuestra parte consistirá en estar ociosos y descansar en un estado de bienaventurada inactividad cuando llegue el triunfo final y tengamos las mansiones que nos han sido preparadas.*

Dios quiere que todos trabajen. La atareada bestia de carga responde mejor a los propósitos de su creación que el hombre indolente . Dios trabaja constantemente. Los ángeles trabajan; son ministros de Dios para los hijos de los hombres.

Los que esperan un cielo de inactividad quedarán chasqueados; porque en la economía del cielo no hay lugar para la satisfacción de la indolencia. Pero se promete descanso a los cansados y cargados. El siervo fiel es el que recibirá la bienvenida al pasar de sus labores al gozo de su Señor.
G.W.

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