miércoles, 11 de enero de 2012

LA NUEVA JERUSALÉN: EL HOGAR DE LOS SALVOS

Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo. (Isa. 65: 18).

Allá está la Nueva Jerusalén, la metrópoli de la nueva tierra glorificada, "corona de hermosura en la mano de Jehová, y una diadema real en la mano de nuestro Dios" (Isa. 62: 3, VM). "Su luz era semejante a una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, transparente como cristal" (Apoc. 21: 11, VM). (foto. La Jerusalen y su templo en la época de Cristo).

"Las naciones andarán a la luz de ella: y los reyes de la tierra traen a ella su gloria" (vers. 24). El Señor dijo: "Me regocijaré en Jerusalén, y gozaréme en mi pueblo" (Isa. 65: 19). . . ( En esta foto de la derecha se contempla la gran ciudad, es una simple representación de lo quesera la gran ciudad).

En la ciudad de Dios "no habrá ya más noche". Nadie necesitará ni deseará descanso. No habrá quien se canse haciendo la voluntad de Dios ni ofreciendo alabanzas a su nombre. Sentiremos siempre la frescura de la mañana, que nunca se agotará. "No necesitan luz de lámpara, ni luz de sol; porque el Señor Dios los alumbrará" (Apoc. 22: 5, VM). (foto. Por fe aceptamos la palabra de Dios).

El pueblo de Dios tiene el privilegio de tener comunión directa con el Padre y el Hijo. "Ahora vemos oscuramente, como por medio de un espejo" (1 Cor. 13: 12, VM). Vemos la imagen de Dios reflejada como en un espejo en las obras de la naturaleza y en su modo de obrar para con los hombres; pero entonces lo veremos cara a cara sin velo que nos lo oculte. (foto. Cristo estará constantemente con su pueblo, y lo verán cara a cara)

Estaremos en su presencia y contemplaremos la gloria de su rostro. Allí conoceremos como somos conocidos. Allí hallarán aplicación más dulce y verdadera el amor y las simpatías que Dios ha implantado en el alma. (Los ángeles están con los fieles hijos de Dios).

La comunión pura con seres celestiales, la armoniosa vida social con los ángeles bienaventurados y los fieles de todas las épocas, el sagrado compañerismo que une "toda la familia en los cielos, y en la tierra" (Efe. 3: 15, VM), todas estas cosas se cuentan entre las experiencias del más allá.
G.W.

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