domingo, 19 de diciembre de 2010

EL PODEROSO LIBERTADOR.

Extendí mis manos todo el día a pueblo rebelde, el cual anda por camino no bueno, en pos de sus pensamientos. Isa. 65: 2.

El Señor Dios, mediante Cristo, extiende su mano durante todo el día invitando al necesitado. Recibirá a todos. Da a todos la bienvenida. No rechaza a ninguno. Se gloría en perdonar al más empedernido de los pecadores.

Quitará la presa al valiente y librará a los cautivos; arrebatará el tizón del fuego. Hará descender la cadena dorada de su misericordia a las mayores profundidades de la desdicha humana y de la culpa, y levantará al alma envilecida, contaminada por el pecado. Pero el ser humano debe querer aproximarse y colaborar en la obra de salvar su alma, utilizando las oportunidades que Dios le da. El Señor no fuerza a ninguno

. El inmaculado vestido de bodas de la justicia de Cristo está preparado para cubrir al pecador; pero si éste lo rehúsa, debe perecer.

El registro del pasado puede borrarse con la sangre de Cristo, y la página puede quedar limpia y blanca. "Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana" (Isa. 1: 18).

Las palabras pronunciadas por Jesús: "Tus pecados te son perdonados" (Mat. 9: 2), tienen un inmenso valor para nosotros. Él dijo: He llevado tus pecados en mi propio cuerpo en la cruz del Calvario. Él ve vuestras aflicciones.

Su mano se posa sobre la cabeza de cada alma contrita, y Jesús se convierte en nuestro Abogado delante del Padre, y nuestro Salvador. El corazón humillado y contrito recibirá una gran bendición con el perdón...

Podemos repetir a otros su tierna compasión, a otros que vagan en el laberinto del pecado. Debemos revelar tiernamente a otros la gracia de Cristo que nos ha sido manifestada. El alma se llenará de una gran ternura y compasión por seres humanos que todavía están bajo el control de Satanás.

Cristo se multiplicará en cada hombre y mujer que cree en él, porque habrán de vivir nuevamente la vida de Cristo al bendecir, iluminar y brindar esperanza, paz y gozo a otros corazones.

E. G. W.

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