Recuerdo en mi juventud, en el edificio donde vivían mis padres, en aquella época.
Se tenía la costumbre de rezar el rosario, como buenos creyentes hacíamos lo que la iglesia católica nos imponía.
En nuestra ignorancia, no teníamos la Biblia ni siquiera la comprendíamos.
Lo que quiero resaltar es la unidad que había en la familia, todos juntos rezando el rosario.
Una vez abierto nuestros ojos por la palabra de Dios, comprendimos que hay dos instituciones muy sagradas para Dios. El Sábado y la familia.
Estas dos instituciones son inseparables. Era un hogar cristiano, pero los avatares de la vida separo a la familia.
Pero en mi mente queda el recuerdo de un hogar cristiano, con sus errores y con sus virtudes. Y siempre había una unidad familiar que ha perdurado hasta hoy.
La Biblia y sólo la biblia. nos ha abierto el conocimiento que antes no teníamos, la verdad de la unidad familiar y el Sábado.
Ambas fueron establecidas por Dios en el Edén, y nadie puede demostrar todo lo contrario.
Los argumentos de los hombres son sólo teorías, y están fundadas en los argumentos que ha puesto Satanás en el hombre. Luego las maldiciones de Dios no son como las de los hombres.
Satanás o Lucifer, a desarrollado métodos para degradar a la mujer y al hombre.
La mujer tiene un papel de gran importancia en el hogar, la educación de sus hijos, con vistas para un mundo mejor. Un mundo donde se respete el fundamento del hogar, destruyese este fundamento, y la sociedad será como Sodoma y Gomorra.
Entonces el castigo sobre los seres humanos, será implacable dado por Dios con misericordia.
En la Historia de Roma escrita por Eduardo Gibbon describe la sencillez, pureza y la belleza de las familias cristianas. Tenemos que Indro Montanelli en su libro Historia de Roma.
Que los cristianos eran amables, y dadivosos con los demás. Estos cristianos reflejaban el amor de Dios hacia los no creyentes.
La belleza y la pureza procedía de Belén y del hogar de Nazaret. Cuando se estudia todas las maldiciones bíblicas, se ve que muchas de ellas son profecías del resultado natural e inevitable de revelarse contra Dios.
“La maldición de Dios está en la casa del impío” , porque la conducta obstinada del pecador ha impedido que el Dios de amor lo ponga en armonía con las leyes de la vida y la felicidad.
MARANATA.
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