EL PACTO DE DIOS.

Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en su generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti. Génesis 17: 7.

En la antigüedad cuando se hacía un pacto, entre caballeros o árabes, el pacto se mantenía hasta que una de las dos partes lo rompían. 

Los términos y beneficios de ese pacto era cuantiosos y beneficiaba a ambas partes. 

Recuerdo el pacto que se estableció entre el Cid y Avengalvón representa un buen ejemplo de la convivencia entre los cristianos y musulmanes. El rey Yúsuf

al-Mutaman, de la ciudad de Zaragoza fue un buen ejemplo de ese pacto entre el Cid y el pueblo musulmán. Dios hizo un pacto con Abraham perpetuo sino con su descendencia. 

Esta promesa estaba relacionada en primer lugar con Cristo (Gálatas 3:16); Hech 2:30) y, de acuerdo con Pablo, mediante Cristo todos los cristianos han de compartirla (Gal. 3:29; Hech 16:31). 

Una compresión correcta de los términos de ese pacto sería que el hombre tenía que mantener una relación correcta y permanente con Dios. 

Este pacto tiene que llegar hasta que el ángel derramó el incensario y la gracia divina para el hombre se acabase.(Apc. 8:3-5). El incienso representa las oraciones de los santos. 

La escena de este verso, representa un símbolo del ministerio de Cristo en favor de su pueblo (Rom:34; 1 Juan 2:1; cf. PP.370; Cs. 466-467; PE.32, 252). 

Cristo intercede y añade sus méritos a las oraciones de los santos, que oran en la tierra (su pueblo). Estas oraciones son aceptables ante el trono de la gracia. 

El pacto se rompe cuando el cristiano rompe dicha alianza. Agar y su hijo rompe el pacto con Abraham y su esposa y no tiene más remedio que desterrar a su hijo Ismael. 

Pero el amor de Dios va más allá que la de Abraham. Dios le promete que la cuidara, pero vemos por la historia que su trayectoria no fue la más adecuada para con Dios. Es un honor llevar el sello de Dios. 

Los que salgan del mundo para ser diferente de los del mundo en palabras y obras, los que se den cuenta que es un honor llevar el sello de Dios, recibirán poder para convertirse en hijos de Dios. 

Abraham fue un ejemplo para cada hijo de Dios, al igual que los que le precedieron. 

Lo cierto es que no nos ocurra lo que Isaías nos dice: 

Pasó la siega, terminó el verano, y nosotros no hemos sido salvos.(Jeremías 8:20).

Todos los que son hijos de Dios pronto recibirá dentro de poco el sellos divino, ;Ojala sea colocados sobre nuestra frente! 

Esperando que cuando el ángel pase nos coloque el sello del Dios viviente y, nos podamos ver en aquel gran día. Amen.

MARANATA.

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