LAS ALAS DEL ÁGUILA.

Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águila, y os he traído a mí. Éxodo. 19:4

Las águilas existen en toda las partes, menos en las zonas heladas de los polos. 

En España hay zonas donde se ven a estas hermosas aves volar sobre los Pirineos. 

Son nobles y majestuosas por sus vuelos. En cierta ocasión nuestro grupo de observación de aves.. . . Durante una semana vimos estas fabulosas aves volar por los picos buscando sus presas. 

Su vuelo y su rapidez son extraordinarios conseguimos unas fotos extraordinarias. En el valle de ordesa y en todo el pirineo encontramos estas valles aves.

Cada año tiene su nidada, y durante treinta cinco días incuba los huevos, nacen con un pelo blanco. Mientras la madre incuba, el padre revolotea y trae comida. 

Sus ojos están vigilando a cualquier movimiento que se produzca en los bosque y en las montañas. 

Así como el águila toma al aguilucho de su nido, y le enseña a volar y protege a su prole con su propia vida, así el Señor toma a su pueblo del cautiverio del pecado, y lo traslada a una tierra que fluye leche y miel. 

Así trasladó a Israel de Egipto a la tierra que fluye leche y miel. Pero por el camino le dio el pan del cielo, lo protegió de todo el peligro hasta introducirlo en Canaán. 

En deuteronomio 32:11 se nos dice: Como el águila que excita su nidada, Revolotea sobre sus pollos, Extiende sus alas, los toma, los lleva sobre sus plumas. 

En este texto se desarrolla más ampliamente el símil presentado por Moisés en Exo. 19:4. Representa el tierno cuidado que Dios tiene con sus hijos, a través del tiempo hasta su venida. 

El pueblo nunca fue fiel a su Dios, ( Hech 13:18), pues a pesar de ello Dios los cuida y vela sobre ellos. 

Tanto los cuidados de Dios como sus medidas disciplinarias tienen el propósito de desarrollar el carácter ( Heb.12:11; Apc.3:19). 

Dios desea que los hombre y mujeres conozcan las posibilidades inherentes en su relación como hijos de Dios. 

Dios es un Dios celoso, sólo quiere nuestro bienestar, es por eso no quiere que busquemos la ayuda de otros dioses, de madera o de barro etc. 

Él es Dios de vivos, y no Dios de muertos. “Desde el principio te he amado, vuélvete a mi, pues yo te redimi”. 

Dios ha llevado a su iglesia a través de las edades y lo hará, a través del tiempo. 

Así como el aguilucho, temeroso de estrellarse en el suelo, se confía a la fortaleza y a la protección de su madre, el hijo de Dios, débil y desamparado debe de confiar en la protección de su Padre Celestial. Sal 91:3-4.

MARANATA.

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