A lo largo del ministerio de Pablo estaba “convencido” que ningún poder celestial o terrenal en el tiempo o en la eternidad, pueda separarnos del amor divino.
No quiero decir que es imposible que un creyente caiga, se aparte y se pierda (Col. 1:23; cf. 1 Cor.9:27. Que ya lo mencionamos en su día).
Si un cristiano está aferrado a los brazos de Cristo nada podrá separarnos, amenos que demos nuestra voluntad al enemigo.
Es decir, pertenecemos a Cristo, pues él es “Señor así de los muertos como de los vivos.
Pero si somos débiles en la fe o fuertes en el Señor, siempre somos responsables ante el Señor pues le pertenecemos porque él nos compró.
“Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos para el Señor morimos” (Rom 14:8). El problema esta en nuestro interior, ¿cuanto tiempo dedicamos a la oración?.
Los hijos de Dios, dedicamos muy poco a la oración y al estudio de su palabra.
Este es uno de los grandes problema de los hijos de Dios. Los ángeles celestiales, están para ayudar a los hijos de Dios, por el contrario los que los ángeles malos.
Los ángeles buenos son enviados para ayudar al pueblo de Dios. Sería incoherente todo lo contrario. Los ángeles son enviados para ministrar a los santos (Heb.1:14).
Y en muchas ocasiones se hacen visibles en forma humana para ayudarnos. “Yo” doy fe de ellos.
Cuantas veces me han sacado de peligros de muerte. Estoy seguro que ha ustedes tambien les han ayudado. Con amor eterno te he amado; por tanto te prolongué mi misericordia (Jer. 31:3).
Dios rodea a su pueblo con brazos eternos, y los rodea con gran misericordia.
Cierto es, que el texto nos habla de principados, que hace referente a los poderes civiles como a los poderes sobrenaturales que tratan de ejercer un dominio para el mal sobre los hombres.
Creo que las vicisitudes de las cuales nos están pasando factura, ya es una prueba para los hijos de Dios, como lo fue para Pablo en su tiempo.
Pero: Ni lo “alto” ni lo “profundo” ni lo “presente” y “lo por venir” puede separarnos del amor de nuestro Señor.
El amor de Dios es tan grande por la raza caída, que dio lo que más quería, su Hijo.
El ser humano que no está en Cristo, no lo puede comprender.
El hecho de que sea indefinido sirve para destacar el amor del Padre por la raza humana.
“El amor de Dios” revelado a nosotros y que actúa en nuestro favor en la persona de Cris. Somos espectáculo al mundo.
MARANATA.
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