domingo, 16 de julio de 2017

SEMEJANTES A DIOS.


Sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. 1 Juan, 3:2,
Existe muchas discusiones teológicas giran en torno de cómo un seguidor de Cristo pueden llegar a ser como Él.   El sermón con su poder vivificador no pueden elevarse sobre el hombre, Los hombres muertos producen sermones muertos que matan. 

 Hay listas interminables de actos externos para hacer y no para hacer. Todo el éxito depende del carácter espiritual del predicador.  Pero tales actos no son hacen más semejantes a Dios. Esto resulta claro por el pesaje de (Mat.7:21-23). 

Bajo la dispensación Judía el sumo sacerdote inscribía con piedras preciosas sobre el frontal de oro las palabras: “Santidad a Jehová”. De manera semejante todo predicador en el ministerio de Cristo debe ser modelado y dominado por el mismo lema santo. Es una vergüenza tener un nivel más bajo en santidad de carácter y de aspiración que el sacerdocio Judío. 

La semejanza a Dios se mostrara en la forma en que actuamos, pero las cosas que hacemos proviene de muchas motivaciones. El deseo de ser salvo, es el motivo más egoísta, podía ser la bus queda de complacerse a sí mismo para siempre. 

Trabajar para la salvación de otros también puede ser egoísta.La semejanza a Dios es mucho más profunda,aunque se expresa por la forma en que actuamos en el mundo que nos rodea. “El cielo que yo deseo es un cielo de santidad”. Para ello “yo” debo de perseverar en vivir un evangelio puro. 

No tiene poder propio de los propaganda. Avanza cuando marchan los hombres que lo llevan. El predicador debe personificar el evangelio, incorporarse sus características más divinas. El poder compulso del amor ha de ser en el predicador una fuerza ilimitada y dominadora: la abnegación, parte integrante de la vida. 

Ha de conducirse como un hombre entre los hombres, vestido de humildad y mansedumbre, sabio como serpiente, sencillo como paloma; con las cadenas de un siervo, pero con el espíritu de un Rey; su porte independiente y majestuoso, como un monarca,a la vez delicado y sencillo como un niño. 

Ese es el perfil de un gran predicador. ? Nuestras motivaciones surgen de quienes somos, de nuestro valores interiores. Cuando nuestros valores contemplan a Dios, hay un precio más que objetivo de su ser. 

Implican una relación, porque gozar con la relaciones es la más pura esencia de Dios. Conocer a Dios es amarlo. Contemplarlo es llegar a ser como Él, interior mente, así como también en actos externos. Amen.
[Os pido que oréis por mi. 
Tegon una alergia que me ataca todo el cuerpo y los ojos, y no tengo ganas de hacer nada. Os ruego humildemente que oréis por mi, para que siga haciendo esta obra. Que Dios os bendiga].
Maranata:
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