Y el Espíritu de Jehová vino
sobre él, y descendió a Ascalón y mato a treinta hombres de ellos;
y tomando sus despojos, dio las mudas de vestidos a los que habían
explicado el enigma; y encendido en enojo se volvió a la casa de su
padre. Jueces. 14:19
Aun del nacimiento de Sansón,
Dios lo había escogido para librar a su pueblo de los filisteos.
Este joven tenía padres consagrados. Su dieta no estaba contaminada
con los alimentos inmundos o sustancias adictivas.
Fisicamente era
un Sansón un super hombre, pero tenía un defecto fatal -debilidad
moral -y esta debilidad lo condujo a desear a una mujer filistea,
mujer de una nación enemiga de Dios.
Pronto descubrió la conducta
traicionera de una esposa impía y, cuando el Espíritu descendió
sobre él, Dios pudo convertir la insensatez de Sansón en un triunfo
que destruyó a algunos de los enemigos e impulsó a Sansón a
regresar a su casa.
La experiencia del nuevo nacimiento, que trae al
Espíritu Santo a la vida de un cristiano (Efe. 1:13; Eze. 36:
25-27), es el comienzo de la obra del Espíritu Santo para destruir
al enemigo que ha sustentado autoridad en los pensamientos, palabras
y acciones de esa persona desde el momento de su nacimiento natural.
Desafortunadamente, como ocurrió con Sansón, hay enemigos de los
cuales puede enamorarse incluso un cristiano lleno del Espíritu. Un
famoso evangelista de la T.V. Reveló dones poderosos del Espíritu,
pero se enamoro de la concupiscencia. Otro satisfizo sus deseos con
el amor a la prosperidad material.
Ambos descubrieron la traición
del enemigo, y uno eventualmente escribió desde la prisión:
“Les pido a todos los que se sentaron bajo mi ministerio que me perdone por haber predicado un Evangelio que destacaba la prosperidad material”.
“Les pido a todos los que se sentaron bajo mi ministerio que me perdone por haber predicado un Evangelio que destacaba la prosperidad material”.
En las trágicas circunstancias que rodearon a la
confesión de este evangelista, Dios condujo a este predicador en
desgracia a destruir más que a “treinta filisteos”.
Mucha
gente, a través de su testimonio, vieron el terrible peligro de un
cristiano lleno del Espíritu que es atraído por enemigos
interiores como el orgullo, el egoísmo, la suficiencia propia, la
deshonestidad, la concupiscencia, la avaricia, la politiquería aun
dentro de la iglesia y el más terrible de todos, la critica.
“
Señor, si llego a enamorarme de enemigos interiores y eventualmente
conozco las angustias de su traición, por favor ayúdame a recordar
que tu Espíritu pueda darme la victoria
Maranata:
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