EL DESARROLLO DEL DOMINIO PROPIO.

Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad. Prv.16:32.
Por medio de la fidelidad en las cosas pequeñas llegamos a ser centinelas en quienes se puede confiar. Guárdate cuidadosamente contra las pequeñas irritaciones. 

No permitas que acosen tu alma, y ganarás muchas victorias. Y cuando te sobrevengan la tribulación más grande estarás preparado para resistir al enemigo valerosamente y notablemente. . . Cada alma hereda ciertos rasgos anticristianos de carácter. 

 Es obra grade y noble de toda la vida el mantener bajo control esas tendencias a la justicia. Son las cosas pequeñas que cruzan nuestra senda las que probablemente nos hace perder el poder del dominio propio (carta 123-1904). 

Cuando los militares conquistan la victoria se los alaba mucho y se los consideran como hombres fuertes y valientes; pero es mucho mejor recibir honra por ejercer el dominio propio (Sant. 3:2; DTG. 268-269). El rey Ramiro II, no se destaca por su nobleza, la ira prevaleció en el.

Mientras permanezcamos en el mundo, tendremos que arrastra influencias adversas. 

Habrá provocaciones que probarán nuestro temple, y si las arrastramos con buen espíritu desarrollaremos las virtudes cristianas. 

 Cristo vive en nosotros, seremos sufridos, bondadosos y prudentes, alegres en medio de los enojos e irritaciones. 

Día tras día y años tras año iremos venciéndolas, hasta llegar al noble heroísmo. 

Esta es la tarea que se nos ha señalado; pero no se puede llevar a cabo sin ayuda de Jesús, sin ánimo resuelto, sin un propósito firme, con una continua vigilancia y oración. 

Cada cual tiene su propia lucha. Ni siquiera Dios puede ennoblecer nuestro carácter ni hacer útiles nuestras vidas a menos que lleguemos a ser colaboradores con Cristo. 

Los que huyen del combate pierden las fuerzas y el gozo de la victoria. 

No necesitamos llevar cuenta de las pruebas, dificultades, pesares y tristezas, porque están consignadas en los libros, y no la olvidará el cielo. (El M.C. p. 387-388). 

Dios. . Conoce qué necesita cada uno. Si se lo pides, seguramente te dará poder para resistir la tentación. Tu fe se incrementará y dará evidencia a otros del poder sustentador de Dios. David lo entendió bien cuando se arrepintió.

Maranata

Luis José de Madariaga.

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