jueves, 7 de julio de 2016

COSA GRANDE Y OCULTAS


Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces. Jer. 33:3.
Dios cumple sus promesas. Cuando nos dice que responderá a nuestro clamor, hará exactamente eso. Desea prodigar sus bendiciones a toda humanidad. Cuán infortunado es que no toda la humanidad cree en sus promesas. 

El Padre Celestial, quien hizo la promesa en nuestro texto, la extiende ciertamente a cada persona, y no sólo a ciertos grupos o denominaciones. Un soldado fue tomado una noche escurriéndose fuera de su cuartel y se dirige hacia el bosque cercano. 

Fue arrestado y acusado de mantener comunicaciones con el enemigo. El soldado argumento en su defensa que había ido al bosque a orar solas. Era su única defensa. -¿Has tenido el hábito de estar horas en oración privada? Pregunto el oficial que trataba su caso. -Sí señor.

El oficial incrédulo con voz solemne dijo: ¡ponte de rodillas ahora mismo y ora! -grito el oficial-. ¡Jamás lo has necesitado tanto! Con humildad el soldado sintió la muerte tan cerca se arrodilló y derramó su corazón en una oración que por su elocuencia fue inspirada por el Espíritu Santo. 

El joven soldado terminando su oración se puso de pie. Oyó la sentencia del oficial: Puedes irte ahora – dijo el duro oficial-. Te creo. Si el joven no hubiese ejercitado el don de la oración, hubiera sido condenado a muerte. 

No hay duda de que el joven soldado era un fiel siervo de Dios, y en una hora de prueba Dios le mostró a él y al oficial una cosa grande y poderosa, que el Señor tuvo tiempo para ayudar al soldado en una hora de necesidad. 

El joven obtuvo las bendiciones de Dios. Nosotros necesitamos ejercitar y desarrollar regularmente la oración y a menudo. 

Hay que romper los pantalones y las faldas por las rodillas. Mucha oración mucho poder, poca oración poco poder. ¡Dios oye! Todas las oraciones, sean de cualquier denominación religiosa. Clama hoy a él. Dios responderá cuando lo necesitemos, en la bonanza y en la tempestad. 

Él nos revela grandes cosas y ocultas. En mis viajes por Europa y Africa he visto las grandezas de mi Dios, me socorría cuando más lo necesitaba. 

Vi tan bien grandes cosas de los hombre, y ruinas de la civilización. 

Pero Dios tiene grandes cosas que los hombre no pueden enseñarnos. Las grandes obras de Dios sigue viviendo por la eternidad. Y lo más grande de todo es su amor por el hombre.
Maranata
Luis José de Madariaga.
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