COMBATIENDO A LOS INCRÉDULOS.

Y esteban asombrado de la incredulidad de ellos. Y recorría las aldeas de alrededor, enseñando. Mar. 6:6.

La incredulidad es algo terrible y que hace estragos en la sociedad. Hoy hay demasiadas personas que no creen en las maravillosas enseñanza de la Palabra de Dios, aun cuando hay un cúmulo de evidencias que apunta a la autenticidad de la Biblia. 

Durante la historia del hombre siempre ha habido incrédulos, y escépticos. El ateísmo que se genero en Francia entre 1793 y 1798 dejo como consecuencia la incredulidad de hoy. 

Francia ha sido la única nación del mundo acerca de la cual consta en forma auténtica que fue una nación erguida en rebelión contra el Autor del Universo. (CS. p. 313). (ver http://segunda venida apocalíptica).


El marco geográfico de nuestro testo es la propia aldea de Jesús: Nazaret. Jesús se maravilló de la incredulidad de la gente. Por causa de ella fue estorbada su obra (Mar. 6:3). Sólo una pocas personas fueron sanadas de su enfermedad. 

Nos maravillamos de la incredulidad en tiempos de Jesús, pero ¿nos atreveríamos a considerarlo hoy en pleno siglo XXI? La situación no ha mejorado. Más bien hay un escepticismo contra la Palabra de Dios, gracias al legado de Francia. 

¿Se maravilla Jesús de los progresos que el Evangelio está haciendo hoy en día? ¿O se maravillaría de que con todos los manuscritos de la sagrada Escritura que han salido a la luz, el Evangelio ha avanzado tan lentamente y la obra que dio a sus discípulos no ha sido concluida? 

Esto es para meditar. Y sin embargo el Espíritu está aún activo. ¡Gracias a Dios! La obra del Señor avanza cada día lentamente sobre todo en Europa. El pastor Ervin Sorenson daba unas conferencias sobre Cristo y la crisis en la India. 

Esa noche llego a la casa del doctor John Oliver un brahmán y pregunto por el pastor Sorenson para pedirle disculpas. Este hombre odiaba al cristianismo. 

Después de escuchar el mensaje de esa noche, se dio cuenta lo equivocado que estaba. Este brahmán estudio la Palabra con diligencia y el Espíritu obro en él. Entrego su corazón a Cristo. 

De la misma manera que ese brahmán fue mudado de incrédulo en creyente. Así hay multitudes que pueden ser regenerados por el Espíritu Santo. Vino la convicción y luego la conversión. En aquel día, antes de la venida de Cristo. 

Muchos incrédulos se convencerán y después se convertirán al Señor. 
 Dios tiene un gran pueblo fuera de su iglesia, y muchos de su iglesia se perderán. Que el Espíritu Santo nos ayude hoy a disipar la incredulidad.

Maranata

Luis José de Madariaga.

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