Pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Eze. 36:27
La orden dada por Dios: Anden en mis ordenanzas. Sólo quienes tengan un corazón renovado por la gracia divina podrán guardar la ley de Dios, porque “la mente carnal. . . no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede” (Rom. 8:7).
La promesa de un poder que, por medio del Espíritu Santo, capacitaría al hombre para obedecer a Dios fue una parte esencial del pacto eterno de Dios con el hombre.
Israel no había comprendido esto, y el ¿Israel espiritual lo ha comprendido? Los hombres creían y creen que la salvación se podía obtener mediante sus propios esfuerzos, oh sus buenas obras. Se negaban a someterse a “la justicia de Dios” (Rom. 10:3)
No veían ni ven la necesidad de un Salvador, ni de la conversión. Rechazaron y muchos rechazaran por completo la única experiencia que los capacitarían y los capacitaran en un futuro inmediato para guardar la ley divina.
Yo se a ellos por Dios. Dios tenia el plan de que la gloriosa experiencia que se describe en estas palabras se realizara en el pueblo de Israel después del cautiverio de Babilonia.
El orgullo y la vanidad de un pueblo, esa promesa nunca se cumplió.
¿por qué ? No se cumplieron con las condiciones del nuevo pacto, en las cuales se basaba su prosperidad espiritual. Las promesas de Dios son condicionales. Sin embargo, lo que Dios no pudo realizar por medio de la simiente de Israel, lo cumplirá por medio de la simiente espiritual (Rom. 9 al 11 ).
Dios tiene unas leyes y un reglamento pero ninguno de ellos es obedecido por la fuerza. Ciertamente Dios espera que nosotros obedezcamos sus mandamientos pero que lo hagamos siempre por propia determinación.
Para ayudarnos a ser buenos súbditos de su reino. Dios está dispuesto a hacer todo lo que esté a su alcance. Para facilitarnos las tareas, Dios prometió henchirnos con su Espíritu Santo. Y él nunca miente.
Por medió de su Espíritu andaremos oh andarán en sus estatutos, confiaremos en sus juicios y haremos todo lo que nos pida que hagamos.
La obra de Dios esta por finalizar rápidamente en la tierra, el pueblo debe de trabajar para llevar almas a Cristo. El cumplimiento final de esta gloriosa perspectiva se efectuara al fin del milenio (Apoc. 21:3).
Maranata
Luis
José de Madariaga.
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segunda venida apocalíptica.
La
Biblia a través del tiempo.
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