viernes, 22 de enero de 2016

¿NO HAY CIRUGÍA NI TRANSPLANTE?


Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Eze. 36:26.
En este versículo se presenta el tema principal de Ezequiel. La promesa de restauración dependía de la renovación espiritual y moral del pueblo. Siempre, desde el Sinaí, Dios había procurado introducir los principios del nuevo pacto, pero el pueblo se negaba aceptarlos (cap. 16:60). 

Los israelitas no comprendían la gracia divina y sin la renovación no podrían presentar la obediencia necesaria. Los profetas constantemente intentaron elevar la vida espiritual del pueblo. El pueblo tenia el corazón de piedra. El pueblo no se percato de la dureza de su corazón. 

De la misma manera ocurre cuando nuestro corazón espiritualmente comienza a endurecerse. Deliberadamente no violamos los mandamientos de Dios. Al principio somos un poco descuidados. Tal vez lo seamos en nuestra lectura, o ver cosas en la TV que no conviene ver. 

O quizá en nuestra vida social. Todos sabemos como Israel fue castigado por rechazar a Dios. 

Satanás siempre tiene mucho trabajo, no descansa, sabe que le queda poco tiempo. Sólo tiene un blanco y un objetivo, el pueblo de Dios. 

El siempre tiene alguna sugerencia que hacernos, y causa un olvido momentáneo. Y el también tiene la respuesta apropiada para el caso de que alguna pregunta surja en nuestra mente: “solo un vez no hace daño” Por fin, los descuidos nos llevan a ser deliberadamente desobedientes. 

La calcificación espiritual toma posesión del corazón. Gracias a Dios porque él tiene el remedio para esta condición. Hoy los transplante están a la orden del día. Dios, por medio de su Espíritu Santo, puede hacer el mejor transplante de corazón. 

La alquimia del amor de Dios ablanda el viejo corazón endurecido y la sangre de Cristo lo limpia y purifica todas las impurezas. Es un nuevo corazón. 
Es un don de Dios que no tiene gastos económicos para el hombre sincero. ¿Necesitas un corazón nuevo? ¿El corazón que tenemos se está calcificando por el pecado? Deja que el Gran Medico opere el cambió AHORA MISMO.
Maranata
Luis José de Madariaga.
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