Para una herencia
incorruptible, y que no puede contaminarse, ni marchitarse, reservada
en los cielos. Para nosotros que somos guardados en la virtud de Dios
por la fe, para alcanzar la salud que esta aparejada para ser
manifestada en el último tiempo.
1º Pedro 1;4,5.
Existe una flor
llamada amaranto, es una flor de larga duración, que lleva ese
nombre transliterado del griego porque no se marchita, aun cuando
esta seca. Dios tiene una morada para los Santos inaccesible Gr.
“amárantos” imperecedera. Reservada para aquellos que por
todas las edades han sido fieles a Dios, y han guardado sus
preceptos.
La morada de Dios,
es él que guarda la “herencia” de los santos. La plena posesión
de esta “herencia” será en la tierra renovada. (Mat. 5:5; Apoc.
21:1).
El profeta Isaías en visión Dios le presenta como sera esa
tierra renovada. Isa. 60:18-22. Dios en su gran misericordia le hace
ver una tierra santa y buena, le dice Dios: Porque ha aquí, que yo
creo nuevos cielos y nueva tierra. . .
Mas os gozaréis y os
alegraréis por siglos de siglos en las cosa que yo creo, porque ha
aquí que yo creo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo. Tanto
pedro como Isaías presenta esta esperanza de una herencia venidera a
quienes vivían en las condiciones más aterradoras. Cierto es que
muchos eran esclavos, perseguidos y torturados por causa de su fe.
Pero en el siglo XXII, también hay esclavos, de mucha índoles, pero
Pablo nos da este mensaje de consolación.
A través de del
tiempo, la vida no valía nada, solo había esclavos y libres.
Entrando en el siglo IX al al XV, la libertad para hombre y mujeres
estaban coaccionada a las leyes del estado y de la iglesia. Este
mensaje de esperanza atravesó los siglo, y llega a nuestro días
como una clara promesa de nuestro Dios.
El cielo es nuestro
por promesa y por redención, porque es Dios que lo dicho. Lo cierto
es que Dios en su gran misericordia nos guarda con su poder. Es un
guardián que nunca pide el relevo.
En el blog
(http://judaislacris.blogspot.com
) podemos ver a un Abraham inseguro, hasta que Dios lo visita en
compañía de dos ángeles, su dudas se convirtieron en una fe
inamovible, la promesa que Dios le había prometido se cumpliría 25
años después. Dios no tarda su promesa, somos nosotros la que la
hacemos tardar la promesas.
En esa tierra nueva,
el lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá
paja como el buey; y a la serpiente el polvo será su comida. No
afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová. (Isa.
65:25). La pregunta es: ¿Queremos estar allí? Si ese es tu
pensamiento, tenemos que poner nuestras vidas en armonía con Dios.
No te dejare ni te abandonare el que guarda a Israel.
Maranata
Sigan
orando por la vista de mi esposa.
Luis
José de Madariaga.
La
Biblia a través del tiempo.
http://
segunda venida apocalíptica
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